Pocas cosas han cambiado

Pese al calor desproporcionado que padecemos y la solana que nos cae, parece que algunos políticos siguen conservando sombra en la mirada, aunque crean que sostienen visión clara de las cosas, no es así. Ese PP cansino y empecinado, insiste en declarar su triunfo electoral recalcando su derecho a ser elegido su presidente Feijóo como nuevo presidente del Gobierno, obviando que, quien tiene más opciones de ser el presidente del Gobierno es Sánchez, quien puede contar con más apoyos parlamentarios y, dado que de lo que dice Feijóo la Constitución española no dice nada de nada, a ver si en algún momento cercano el PP se apea del ridículo que viene sosteniendo en el tema, pues que sepamos, la Constitución ampara el sistema parlamentario que más apoyos de diputados consigue.

Por eso digo que pocas cosas han cambiado para este PP desnortado a quien que se le ha ensuciado el ánimo. Feijóo no parece estar bien rodeado por todos esos aduladores que le tiran de la levita para quitarle arrugas, cuando en realidad ni lleva levita ni con estirarle la chaqueta se consigue nada que no sea desestabilizar al líder. Feijóo ahora mismo es un político que se presta al ridículo de enfrentar una investidura a sabiendas de que los números no le alcanzan para ello. Nadie puede leerle el alma fuera de su intransferible pretensión de ser presidente del Gobierno, vamos, la misma cantinela que el PP afea cada día a Sánchez acusándole de querer a toda costa pervivir en la poltrona, como si el escaño del congreso en el que se sienta fuese una poltrona. Feijóo y su PP quieren que todo vuelva a empezar, aunque ya nada es lo mismo de lo que anhelan.

Veremos si después de la puesta en marcha de la nueva Legislatura y la constitución de la mesa electoral del Congreso, donde la presidenta alcanzó una cifra suficiente de 178 votos de sus señorías, votos equivalentes en sí mismos a mayoría parlamentaria, o lo que es lo mismo que se pide para alcanzar una investidura. En el fondo andamos colocados en el mismo lugar que estábamos. Todo vuelve a empezar, aunque un tanto más clarificado. El PSOE lo tiene mejor, pero lo tiene difícil, pues aunque nunca hubiesen querido que los nacionalistas del prófugo de la Justicia Puigdemont tuviesen la llave de la investidura proponiendo la obtención de la amnistía, todo sigue en el aire, aunque haya opciones para la investidura de Sánchez.

Feijóo ha obtenido una sonora y severa derrota con la votación de la mesa del Congreso, donde ha quedado claro el enfrentamiento de las derechas entre ellas mismas. Pero el PP nunca estará conforme con nada que no le sea favorable, y persistirá en retorcer la democracia y, caso de nuevo Gobierno de Sánchez, no reconocerá su legalidad. Volverá a quedarse en eso del gobierno Frankenstein. Pactar con otras opciones políticas, aunque sean independentistas, no es conformar un Gobierno de destrucción nacional, señor Feijóo. En fin, pocas cosas han cambiado.