
Un gobierno perdido entre excusas y contradicciones
El primer Pleno del año en Ibi, volvió a dejar en evidencia al Equipo de Gobierno local. Fue en el turno de ruegos y preguntas, como viene siendo habitual, donde salió a la luz la verdadera realidad de lo que ocurre en la gestión de este municipio. La paralización, de última hora, de la subida del IBI del 62% fue el tema que generó y sigue generando, una gran inquietud entre los vecinos de Ibi, sorprendidos por el anuncio de esta subida y, luego, desconcertados por su repentino freno.
La palabra clave es DESCONTROL. Y es que, a los hechos nos remitimos: “Hay que subir el IBI con extrema necesidad” y, tras un dramático “antes que se hunda Ibi, nos hundimos nosotros”, ahora, de forma sorpresiva, esa subida ya no se va a llevar a cabo. ¿Realmente se iba a hundir Ibi? ¿O simplemente estábamos ante una decisión mal tomada, sin un análisis claro, y una gestión absolutamente errática?
La respuesta del PSOE fue que querían “cerciorarse” de que el Gobierno de España pagaría un 13% más en las entregas a cuenta. Aseguran que, después de mucho insistir, lograron una reunión con la Delegación del Gobierno el 26 de diciembre y que allí les confirmaron que Ibi recibiría 2 millones de euros adicionales. Sin embargo, la realidad ya publicada, es que tan solo han sido 368.000 euros de más. Lo que no deja de ser desconcertante es cómo el Equipo de Gobierno formado por PSOE y SomIbi, sigue insistiendo en que tenían “un as en la manga”, que no podían revelar porque no querían “vender humo”. La pregunta es: ¿De verdad alguien se va a creer esta pantomima? Porque la noticia sobre el aumento de las entregas a cuenta no es nueva. De hecho, lleva circulando desde el 16 de julio de 2024, y no era un dato confidencial que justificara una subida del IBI tan drástica. ¿Por qué no comentaron al pueblo esta opción desde el principio? La respuesta es clara: alguien no hizo bien su trabajo, no llegaron a tiempo y, ante la presión, han indicado un supuesto “milagro” que, en realidad, no existió.
Lo evidente es que Ibi se ha salvado por los pelos de una injusticia fiscal, fruto del descontrol absoluto en la gestión de sus gobernantes. Esta subida del IBI no era más que una medida desesperada que no respondía a la realidad financiera del municipio. La improvisación tiene consecuencias, y lo que podría haber sido una solución legítima se convirtió en un lío de excusas y contradicciones.
El descontrol no puede seguir siendo la norma. La política del “todo vale” y “nosotros no somos de vender humo” no es una respuesta válida. En política, la gente pide resultados claros, explicaciones coherentes y, sobre todo, responsabilidad.