Debido al lamentable estado administrativo, contable y humanitario del Ayuntamiento de Ibi, y ante la imposibilidad de abandonar por sí solo tal estado, una comitiva de hombres de negro, venidos de la Unión Europea –según unos– y del Cinturón de Orión –según otros–, se ha desplazado hasta el consistorio ibense con la intención de hacerse cargo de la gestión del municipio.
La comitiva, compuesta por unos diez o doce hombres armados hasta los dientes y sin ninguna identificación, tomó el edificio consistorial sin ningura resistencia, ya que, a las bajas por enfermedad de algunos funcionarios hay que sumar los que estaban de vacaciones, de asuntos propios o almorzando en ese momento, lo que dejaba sin defensas el acceso a la zona de información y registros.
Tras sellar la puerta de entrada con carteles de «VUELVA USTED MAÑANA», los hombres de negro se dirigieron escaleras arriba hacia las plantas superiores donde, tras inspeccionar uno a uno todos los despachos y salas, hicieron prisioneros a los pocos funcionarios y políticos que allí había, incluyendo al alcalde y a la vicealcaldesa que estaban allí haciendo una cata de quesos y vinos.
Amordazados y maniatados, todos ellos fueron encerrados en el salón de plenos, pero sin tener acceso al uso de la palabra, lo que provocó una queja formal por parte del alcalde que fue admitida a trámite por la secretaria, pero no así por el interventor, que hizo un informe en contra de la misma y la envió al Síndic de Greuges para su estudio y posterior archivo.
Tomado el despacho del primer edil, los enviados de la UE –según unos– y de Orión –según otros–, se dedicaron a recoger muestras de heces de los funcionarios de máximo rango y varios concejales, que se habían cagado encima, en busca de parásitos o algo por el estilo que explicara el comportamiento errático y de pocas luces de estos individuos.
Una vez recogidas las muestras, los hombres de negro desplegaron todo su arsenal, colocando explosivos en todos los pilares y en los muros de carga del edificio, desde abajo hasta arriba, accediendo después a la azotea donde les esperaba un helicóptero de la Unión Europea –según unos– o una nave de Orión –según otros–, para abandonar el Ayuntamiento mientras detonaban las bombas y reducían a cenizas el edificio.
«Era lo único que se podía hacer», dijeron horas más tarde en un comunicado de prensa los hombres de negro.