La tradicional fiesta ‘Mon anem a Agost’, que celebra Onil todos los 31 de julio se celebró este año con todos los ingredientes habituales. Niños y mayores, junto al pregoner Jaume Rico y María la Barça, cargados con sus mochilas subieron al trenet para hacer el viaje a la población vecina, pero un pequeño incidente durante el trayecto obligó a dar media vuelta. Al alcanzar la plaza Mayor, los niños y niñas se encontraron con la sorpresa de unos castillos hinchables y una sabrosa merienda consistente en sandía servida por la asociación Amas de Casa y refrescante agua limón de Heladería Chambit, completando el menú una degustación de golosinas y melón de Alger.
Como manda la tradición colivenca, la noche del 31 de julio se celebra la llegada del mes de agosto con una fiesta infantil en la que se lleva a cabo un recorrido por la población para recoger a todos los niños y niñas al ritmo de la tradicional dulzaina y el tabalet. Van provistos con mochilas y durante el recorrido van cantando y entonando una canción popular.
Asombrosamente sucede algo inesperado que impide ir en Agost. Los pequeños, algo decepcionados, vuelven hacia la plaza Mayor, donde les espera una recompensa. No obstante, a la mañana siguiente los niños sí habrán viajado en Agost, pero no a la población vecina, sino al nuevo mes.