El aguafiestas de soflamas y desahogos electorales
De un tiempo (reciente) a esta parte, tengo la sensación de haberme convertido en una suerte de aguafiestas de soflamas y desahogos electorales por WhatsApp. Resulta que a diario hay legión de mensajeros del Apocalipsis que se dedican a retorcer la realidad para que cualquier problema, evento… se pueda interpretar como “la culpa es del Gobierno”, sin excepción. La última ha sido, cómo no, la muerte de guardias civiles arrollados por una narcolancha en Cádiz, por la que habría que “guillotinar” políticamente al ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, por supuesto.
Cuando medio pueblo o media comarca, incluso, trapichea con drogas y dan cobijo y lo que haga falta a la gentuza narcotraficante, obviamente los efectivos de la Benemérita se ven desbordados. Antes de que ocurriera esta tragedia, yo mismo pensaba que ante un polvorín de ese calibre, casi tendría que intervenir el Ejército, o desplegarse muchos más medios de los que hay ahora in situ. Pero, ¿alguien de todos los que se rasgan las vestiduras están dispuestos a ir allí y explicarlo así de clarito a los vecinos cómplices del negocio? Otro ejemplo reciente de hipocresía lo tenemos con las tractoradas, un movimiento de protesta legítimo y con razones palmarias, aunque también convenientemente manipulado para tratar de minar el respaldo social a Pedro Sánchez y su equipo. La principal lacra para el campo, desde hace décadas, es que sus márgenes comerciales los devoran en la gran distribución, que en los medios se suele diluir en una entelequia, “los intermediarios”. No hay tantos, tienen nombre y apellidos: grandes superficies, supermercados. Todos tenemos en mente las marcas. Pasa como con “los mercados” de los que se hablaba en la crisis financiera de 2008, y casi como con las meigas, que nadie las ha visto, pero “haberlas haylas”.
Por eso, todos los que mandan mensajes y memes arremetiendo en tromba contra el Ejecutivo central y los ministerios, podrían completar su crítica y exigir que se cumplan los precios en la nueva Ley de la Cadena Alimentaria. De eso sí es responsable ‘Perro Sanxe’, de que no se respete esa norma tan bien pensada. Lo malo va a ser que igual topamos con esos que desde Podemos llamaron “despiadados”. ¿Se acuerdan la que se armó? A fin de cuentas, cuando me llega por el móvil la gracieta de turno contra los rojos, socialistas y demás ralea, pienso que los remitentes autores de la “parida” son los menos indicados para hablar, porque si gobernaran los suyos, todavía habría menos posibilidades de solución. Con la maravillosa libertad de mercado, precisamente, lo que se consigue es que perduren estos abusos. Sólo unos ajustes desde el poder político pueden frenar la voracidad ilimitada del poder económico. La Ley de la Cadena Alimentaria sigue siendo papel mojado, pero con el PP ni existiría esa norma…
Por explicarlo con una metáfora: si en mi barrio, me para por la calle un sicario y me alerta de que tenga cuidado con el ladronzuelo que camina por la calle de enfrente, ¿qué pensaría? “Él me puede robar, pero tú me vas a matar, eres peor…” Pues eso, si no quieres caldo (mercado salvaje), ahí te esperan tres tazas. Y seguiré aguando las fiestas.