PSOE o el arte del toreo
Si no fuera por el antagonismo que les separa, los siempre taurinos dirigentes de Vox deberían nombrar hijo predilecto de la tauromaquia o algo así a Pedro Sánchez y su partido o a buena parte del PSOE, por su indudable talento en el “arte del toreo” (político). En el colmo del surrealismo ideológico, los socialistas han tumbado con sus votos en el Congreso una Iniciativa Legislativa Popular para quitarle los honores de “Patrimonio Cultural” a la llamada “fiesta nacional”, que goza de protección especial por sus supuestos valores tradicionales, bla, bla, bla. Parece que más de 700.000 firmas pedían simplemente que ese estatus lo tuviera que decidir cada Comunidad Autónoma, supongo que una forma de forzar a que cada cual se retrate y se moje en este asunto.
Yo hace tiempo que soy partidario de mantener los capotazos y ese arte con la muleta, los atuendos y monteras, la estética y esa combinación de habilidad y valentía para plantarse delante de un toro. Eso sí, nada de banderillas, picaor ni estoque. Igual que los aprendices se entrenan con vaquillas sin una gota de sangre. No es tan difícil. A quien le emocione ver a un animal rezumando sus entrañas por los costados, con la lengua fuera en una agonía cruel antes de que lo atraviesen a espada, pues que se lo haga mirar, como Mariló Montero, por ejemplo.
Pero lo del PSOE también es para hacérselo mirar. La excusa que han sacado de la chistera es algo así como que habría que abrir un debate primero. ¿Debatir qué? ¿No tienen claro cuándo hay maltrato animal y cuándo cultura? Ya está como siempre la máquina del cálculo electoral sociata evaluando cuántos votos puede perder entre los aficionados a los toros… Patético, como pasó con la OTAN y Felipe González o con la dación en pago y sus amigos de la banca, etcétera. No se puede quedar bien siempre, hay que posicionarse. Las decisiones deben meditarse y adoptarse según los principios y pensando en el bien general. Luego, haz pedagogía y explícalo bien para defender que beneficiará a la mayoría.
En cambio, Perro Sanxe opta una vez más por torearnos, como hizo en su momento con Podemos, Ciudadanos, los independentistas (últimamente se lleva alguna ‘corná’, pero ahí va aguantando el tipo) y en el futuro con quien haga falta. Lo triste es ver la alternativa que tiene enfrente (por seguir en el argot taurino): el kolega del narcotraficante, un tal Feijóo (o la bocazas del pinganillo Ayuso) con el franquista Abascal como socio. Virgencita, que me quede como estoy… Quién sabe, igual tras las próximas elecciones vemos a Sánchez apoyado por Vox para levantar el toro gigante de 300 metros. Que lo que no pudo unir el amor (ideológico), lo unan los toros.