Botellón: otra excusa para criminalizar a los jóvenes
Ante el alarmismo que se está intentando crear desde algunos sectores sobre el tema del “botellón” en Ibi quiero manifestar mi opinión al respecto:
Cualquiera que tenga más de 25 años, ha conocido la calle Empedrat llena de gente, la puerta del Salem a rebosar, la de Guerreros... y estaban llenas porque lo que a la gente le gusta es estar dentro del pub un rato y después salir a la calle, relacionarse, hablar, saludarse,... cosas que dentro de los locales no se puede hacer. El problema es que lo que antes se podía hacer ahora es ilegal si se te ocurre tener un vaso en la mano. Éso, los estrictos horarios de cierre y las denuncias de los vecinos (que comprendo), son los tres pilares sobre los que se sienta la muerte del ocio en nuestro pueblo.
Es demagógico decir que el Ayuntamiento tiene que invertir en fomentar prácticas sanas como el deporte y no en ésto cuando la Concejalía de Deportes es una de las que mayor presupuesto tienen y este Consistorio ha apostado siempre por el Deporte y los que lo practican. Pero por mucho que queramos Ibi no es una galaxia aislada en la que los jóvenes para divertirse un viernes o un sábado por la noche lo que quieran sea irse a hacer atletismo. Cada cosa tiene su tiempo.
Que los jóvenes mayores de 18 años de Ibi tengan un recinto controlado en el que no sea delito que a la vez que se divierten en la calle puedan tomarse una copa, supone que no se vayan a Alicante a hacerlo donde sí se va a autorizar, supone que los bares, bocaterías y demás negocios de ese tipo se revitalicen los fines de semana, supone que se vaya creando ambiente y que los pubs puedan acercarse a ese recinto a repartir “flyers” a los chavales invitándoles a sus negocios porque esa noche han preparado tal o cual fiesta y supone además, que los padres sepan que sus hijos, que ya hacen botellón ahora, no lo hacen en el río, en el monte o no se sabe donde, sino que están en un lugar acondicionado y controlado.
El botellón es una realidad social que los jóvenes practican. Ni fomenta el alcoholismo ni se trata de ninguna enfermedad extraña de la juventud, ni nos lo estamos inventando. La propuesta está abierta a sugerencias, a dotarla de mayor calado, de una oferta cultural conjunta, de conciertos... de lo que consideremos. Pero ya está bien de que si los jóvenes están en la Plaza de la Palla molesten, si decimos de poner una carpa en el polígono también molesten y si proponemos que dejen de estar desperdigados como si fuesen delincuentes por todos los bancales del pueblo ahora los tachemos de alcohólicos. Ya está bien de que señores de 40, 50 o 60 años sean los que tengan que decidir como se tienen que divertir los chavales de 18 años en adelante como si estos fuesen setas que aparecen de repente a nuestro alrededor sin conciencia ni opinión.
Ni los jóvenes son delincuentes, ni los jóvenes son alcohólicos ni los jóvenes son tontos.
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