El process y sus protagonistas vuelven a llenar titulares. Esta vez, con el indulto a los condenados por la consulta popular catalana sobrevolando el consejo de Ministros, y todas las derechas frotándose las manos ante la posibilidad de empujar a Sánchez fuera de la Moncloa. Pero los números no dan. Para ello, el clamor popular en la calle debería ser tan ruidoso que obligara al PSOE a convocar unas hipotéticas Elecciones Generales. Y no parece que esta hipótesis pueda consumarse.
Como siempre, cada uno arrima el ascua a su sardina… y a sus propios intereses. Parece que la pandemia y la delicada situación económica de muchas empresas y trabajadores no existe, es cosa del pasado o puede esperar. Y es que la burbuja en la que están instalados muchos de nuestros representantes públicos no hace más que confirmar que estos viven en otra dimensión planetaria. Es más que probable que finalmente se conceda el indulto a los que organizaron la chapuza electoral en Cataluña aquel fatídico octubre de 2017; con el Tribunal Supremo, cada vez menos creíble, inclinado en denegar ese perdón, –cuando se mostró favorable al de Tejero en 1993– y con la derecha, preparada para montar la batalla político judicial al gobierno ‘Frankestein’. Se conjugan los ingredientes perfectos para mantener embobada a la audiencia durante unas cuantas jornadas. Sin entrar a valorar si es conveniente o no, ni desde el punto de visto jurídico ni del político, lo que es verdaderamente lamentable es la utilización de unos y otros de una herramienta del Gobierno que debería servir para enmendar una mala decisión judicial, injusta en su dictamen o éticamente injusta en lo social.
Desde el nacimiento de la democracia en España, y antes, se han concedido miles los indultos decretados por los gobiernos de?Felipe González, Aznar, Zapatero o Rajoy, todos en mayor o menor medida, ha condonado las penas a personajes de todo linaje: Desde banqueros corruptos hasta políticos del mismo calado, miembros de bandas terroristas como los Grapo o militares que apoyaron el fallido golpe de estado en 1981, como el general Armada. Muchos de estos delitos absueltos, peores desde el prisma social de la opinión pública que el que ahora acontece. Pero el lío ya está montado y solo hace falta que el olvidadizo Sánchez complete su más que evidente estrategia de seguir contando con el apoyo de los diputados independentistas y continuar su periplo hacia las próximas Generales sin grandes sobresaltos. No sabemos dónde acabará este lío, pero seguro que entre todos nos harán pasar un rato entretenidos.
Tiene que ir pagando sus deudas con independentistas, proetarras y demás...todo para poder seguir viajando en Falcon y mantener su estancia en Moncloa. De no hace tanto pedir "el cumplimiento íntegro de las penas" a llamar "vengativos" a todo aquel que ahora no comulgue con esta medida de gracia. Ivan Redondo (el verdadero Presidente) vuelve a medir mal la jugada. Ya queda menos para que este personaje pase a la historia y su presidencia como la más lamentable de la Democracia moderna.