
¿Abogados Ferroviarios? Por un puñado de (300) dólares
Es que no hay manera. Por más que nos lo recuerdan a diario —a usted también, ¿a que sí?— con memes por WhatsApp, en la tele en los informativos, las buenas gentes del PP y Vox, y en Internet en las redes, sigue Perro Sanxe ahí en la Moncloa sin irse porque la mayoría parlamentaria refleja que muchos no sabemos votar. Que votamos mal la última vez, que diría el genio literato Vargas Llosa.
Desde el minuto 1 del mandato del líder de la coalición social-comunista-etarra-bolivariana (puede usted añadir más etiquetas, esto como lo de LGTBI+, infinito) hemos tenido el asesoramiento gratuito y sin pedirlo de entidades altruistas por el “bien de España” como Abogados Cristianos, que se ha dejado una pasta y seguirá haciéndolo en llevar a los tribunales todo lo que se menea. Por nuestro bien.
Como, por fortuna, entre los que llevan toga abundan los de su palo, pues algunos hitos están consiguiendo. Pero aun así, no hay manera. No se va el tirano. El apagón no tiene pinta de venir de un sabotaje para esta buena causa de derrocar al Gobierno, más bien parece falta de inversión de empresillas sin recursos con alergia a la fotovoltaica y querencia a lo nuclear. En cambio, el cisco en los trenes sí huele un poco más sospechoso, porque esto de afanar cobre suele tener la motivación de hacer dinero, hay pocos escultores del cable rojo, que se sepa.
Y unos ladrones tan preparados que encontraron el tramo sin cámaras de seguridad para no ser pillados y arrancaron de aquí y de allá en varios sitios para provocar un berenjenal nacional por 300 euros… Hasta mil, parece que se calculó al principio. Calderilla. Porque cerca había otras partes del tendido eléctrico con un botín mucho mayor, que no tocaron. ¿Estamos ante otra especie de filial de la cruzada para “salvar España”? ¿Cómo se podría bautizar, Abogados Ferroviarios…? bueno, por la cualificación demostrada en ingeniería del robo, más bien Manitas Ferroviarios o por el estilo.
Cabe también la posibilidad de que se trate de simples raterillos de poca monta sin muchas luces. De cualquier manera, poco tiempo les ha faltado a los representantes de las gentes de bien (¿hay algo más populista que llamarse Partido Popular?, me decía un buen amigo) para volver a soplar las trompetas del Apocalipsis porque el mundo se acaba, al menos, el de dentro de nuestras fronteras. Ya se sabe que la culpa de que unos cacos asalten las vías férreas —si fue así— es del Gobierno. Su responsabilidad, y grave, sí que se ve por no cambiar la ley ya para que ante estas crisis de caos por unas horas o incluso unos días, el afectado disponga de todo mientras se resuelven las averías.
Esto de que las compañías públicas y privadas —da igual— se laven las manos del alojamiento de los viajeros y tengan que dormir como ‘sin techo’ en las estaciones me parece impresentable. Tanto da si se cubre con las pólizas del vehículo particular o con el Consorcio de Compensación de Seguros, que sale a escena en las catástrofes. Encima de que has perdido el viaje, la reunión de trabajo, el examen de oposición, etcétera, no vas a tener que pagarte un hotel (si lo encuentras a esas horas a un precio razonable) o ir mendigando algo de comer haciendo cola durante horas.
A ver si surge una asociación tipo ‘Abogados Sensatos’ para pleitear contra el Ejecutivo de Perro Sanxe, pero para que legisle en el Parlamento una normativa especial de estas situaciones extremas. Eso también forma parte de la seguridad nacional, de la gente de a pie, en la calle, que saquen los fondos del gasto militar ese que ahora urge tanto.