
A 3.000 euros el minuto, Inda canta ‘La Traviata’
Resulta que a un ¿medio? de comunicación de referencia para muchos lectores poco exquisitos –dicho con todo el respeto para ellos– como ‘Ok Diario’, le aflojaban 3.000 euros por minuto de conferencia con dinero de todos, a través del Ayuntamiento de Madrid. Y digo lo de “poco exquisitos” porque yo, si me entero de que quien me cuenta las noticias acumula condenas por mentiroso, pues dejo de leerlo. O lo miro solo para reírme de sus ocurrencias y bulos… Con esas tarifas, luego se entiende cómo su director, Eduardo Inda, canta ‘La Traviata’ en televisión si hace falta en contra de todo lo que huela a izquierda, incluidos informes inventados de la Policía. ¿Se acuerda de esa imagen suya mostrando los documentos en exclusiva y repitiendo aquello de “lee, Patxi, lee aquí…” mientras señalaba el nombre de Pablo Iglesias o de su padre, (o del Espíritu Santo)?
“Periodismo de investigación”, sí. Primero, el tito Floren te monta el digital con medio milloncejo de los que le sobran (lo que él gana en dos ratos con las contratas públicas). Luego, Su Majestad Ayuso y el alcaide en la Villa del Reino de la Libertad van engrasando la máquina de los bulos regularmente y ¡bingo! Ya tienes a un tertuliano regurgitando propaganda y basura en debates televisivos. El dato de los 3.000 euros por minuto de charla ha salido a relucir gracias a otra jugada maestra del juez Peinado, otro entregado a la causa. Con tanto esmero y prisas que se da el magistrado para acudir a montar saraos del presidente del Gobierno declarando en Moncloa, se le olvidó la investigación sobre un contrato vergonzoso de presupuesto inflado del Ayuntamiento de Almeida a favor del directivo de Inda. Ha caducado.
Por eso le tienen tanta alergia algunos a que se aplique esa directriz europea ahora importada a España de transparencia en la propiedad y los dineros de los medios de comunicación. Viendo quién paga, se entienden mejor los titulares, ¿no creen? Aún estamos algunos esperando a que ‘The Objective’ rectifique su trola publicada sobre la subvención de una tal Begoña Gómez. En el colmo de la desfachatez, cuando se destapó que era mentira, tuvieron el cuajo de excusarse con que la foto de la mujer del presidente del Gobierno era pura casualidad. Y estos se presentan en Internet como “Noticias exclusivas y opiniones libres en abierto”, según aparecen en Google. ¿Cuántas más nos habrán intentado colar? Credibilidad, cero.
Cada uno es libre de leer lo que le dé la gana, por supuesto. Pero cuando a usted le diga su amigo en la barra del bar, o su primo en la comida familiar del domingo, que esa semana ha pasado tal o cual cosa, no se la crea hasta saber de dónde ha salido la noticia. O haga como yo: una lista de los palmeros y troleros, para poder mofarse a gusto de ellos. En cierto sentido, se han convertido en los bufones del siglo XXI, bailándole el agua al poder económico y sus títeres políticos.