
¿Cuántas muertes más en Palestina y cuántas excusas quedan?
Claro que no tienen la culpa los ciclistas de la Vuelta por el genocidio en Gaza. Claro que Hamás no debería existir y nunca debió asesinar a 1.200 personas en un atentado en octubre de 2023 (ni en ninguno de sus anteriores ataques). Por supuesto que el deporte o la cultura, el arte y la mayoría de las actividades humanas, sobre todo en las competiciones y festivales, no deberían mezclarse con la política. No se organizan para eso. Pero es que no estamos hablando de ideologías, de partidismos ni de un mitin electoral: hay un Gobierno sanguinario que está asesinando a diario a gran escala, con el objetivo evidente de exterminar a un pueblo, el palestino. Ante esa infamia, hay que dejar de pedalear, bajar un momento las manos con el premio que le acaban de conceder a un actor o cantante. Llamar al boicot contra los israelitas.
El argumento de que los ciudadanos no tienen la culpa de lo que hacen sus dirigentes no vale. Hasta ahora, las únicas y tímidas manifestaciones de los judíos se han centrado en exigir —legítimamente— la liberación de sus familiares y allegados secuestrados por los terroristas de Hamás. No basta. Esas víctimas aún pueden contarlo, están vivas. Si Netanyahu continúa aniquilando vidas sin que sus votantes y el conjunto de la sociedad israelí se rebele y le obligue a parar o a dimitir, todos tienen responsabilidad. También convendría que los palestinos se desmarcaran de una vez de Hamás, con claridad, que se borrara cualquier atisbo de violencia de su causa, que nadie en su nombre cometa fechorías igual de condenables que las de su enemigo, Israel.
Y en otro nivel, también nosotros, europeos acomodados que no hemos tenido que sufrir ninguna guerra —por suerte—, tenemos que avergonzarnos de no presionar mucho más para detener la masacre, por la vía del bloqueo económico, sin armas.
La única excepción conocida a esta pasividad en el Viejo Continente la hemos visto en las manifestaciones que han terminado por frenar la Vuelta. Como ocurre en muchas protestas multitudinarias, una minoría ha reventado la protesta pacífica con violencia y altercados con la Policía. Una excusa endeble a la que se han agarrado como clavo ardiendo los de siempre. No voy a mencionar siglas, porque parece tan evidente y previsible… No se salen del guion ni con más de 18.000 niños matados sin compasión. Si fueran ucranianos, tal vez despertaban alguna compasión, pero estos otros gazatíes son más morenos y tienen el apoyo de los rojos, con lo que, claro, eso no se puede perdonar. Se parecen a los menas. Será eso.