
Gobernar no es imponer, es respetar
Antonio Rico, concejal del PP en el Ayuntamiento de Ibi
Los ayuntamientos son la administración más cercana al ciudadano, y precisamente por eso, los procedimientos, los informes técnicos y las normas no son obstáculos, sino garantías. Son los mecanismos que aseguran que las decisiones se toman con transparencia, legalidad y respeto institucional. Lamentablemente, lo que estamos viendo en Ibi es justo lo contrario.
Este equipo de gobierno ha asumido la gestión con un estilo autoritario, basado más en la imposición que en el consenso. La reciente aprobación de los presupuestos municipales es un claro ejemplo de esa forma de gobernar: tardía, unilateral y con un preocupante desprecio por las advertencias técnicas y jurídicas.
A esto se suman convocatorias y desconvocatorias de comisiones informativas sin el tiempo adecuado, sin explicación clara y muchas veces a última hora. Este proceder no solo entorpece la labor de la oposición, sino que debilita el principio de participación política y la transparencia institucional. Los procedimientos están para cumplirse.
Si hay informes que deben firmar los responsables correspondientes, deben estar firmados. Si hay pasos obligatorios, deben respetarse. Saltarse estos requisitos puede parecer eficaz a corto plazo, pero a medio y largo plazo solo genera inseguridad jurídica, malestar entre el personal municipal y desconfianza en la ciudadanía.
Uno de los compromisos de este gobierno fue poner orden en la gestión de las productividades. Se anunció con fuerza que se iba a regular el sistema para hacerlo más justo y objetivo. Sin embargo, la realidad es que se ha instalado la opacidad y el descontrol. Las productividades han pasado de ser un incentivo excepcional a convertirse en una ida de manos sin criterios claros que, en lugar de motivar, está generando tensiones internas y agravios comparativos.
La gestión pública no puede construirse sobre atajos ni sobre la idea de que todo vale si se tienen los votos suficientes.
El grupo SomIbi, a la cabeza con la señora Aitana Gandia, dio la alcaldía al PSOE de Carrasco a cambio de nada. Prometieron tirar de la manta y no encontraron nada. Lo único que están haciendo es permitir el descontrol, como en el último pleno contradiciendo a la secretaria.
Desde el Partido Popular lo decimos con claridad: no estamos aquí para poner palos en las ruedas, sino para ejercer un control firme, para defender que las reglas se cumplan. Para que el Ayuntamiento de Ibi no pierda el rumbo institucional que tanto costó consolidar durante años. Porque si la forma de gobernar se basa en la imposición, la improvisación y el desprecio por el procedimiento, esta regresión democrática la acabará pagando el pueblo de Ibi.