Loles Castellar es hija y hermana de afectados por el coronavirus. Lamentablemente, no todos han podido superar la enfermedad. Su madre, de 83 años, falleció debido a la gravedad de las lesiones pulmonares que le ocasionó el virus. Pero, su padre y sus hermanos se recuperan favorablemente en casa después de un largo periodo hospitalizados y Loles ha estado a su lado desde el primer momento.
¿Cómo está viviendo ahora esta situación, después de semanas de angustia por la hospitalización de sus familiares?
Empezando a tomar conciencia para poder gestionar todo lo vivido y con sufrimiento por todo lo que está sucediendo; en mi familia y al margen de mi familia, esto que está sucediendo nos coge a todos, a cada uno en su ámbito.
¿Cómo se encuentran ellos ahora?
La recuperación está siendo lenta, pero van evolucionando favorablemente. Médicamente ya tienen el alta y, aunque desde que salieron del hospital de Alcoy solo había habido contacto telefónico, estos últimos días ya les han atendido personalmente a mi hermano y a mi padre. Con la incertidumbre, eso sí, de si todavía son positivos y como consecuencia trasmisores del virus, ya que de momento no se hacen test para descartar que aún puedan serlo.
¿Cómo se desató esta cadena de contagios? ¿Qué síntomas presentaban?
Somos una familia muy unida, que nos relacionamos casi diariamente. Con mis padres ya mayores, como en la mayoría de las familias, su casa suele ser el centro de reunión. También coincide que en el mes de febrero bastantes de los hijos y nietos celebramos nuestro cumpleaños.
Los síntomas que ha tenido cada uno de ellos han sido muy diferentes. Mi hermano empezó el 24 de febrero con un resfriado común, empeorando progresivamente en los días posteriores. Mi padre, tuvo el día 25 una especie de parálisis general. Primero le dijeron que parecía algo neurológico. Posteriormente, que podía ser un pico de Párkinson.
Los dos acudieron varias veces al centro de salud y a urgencias del hospital Virgen de los Lirios de Alcoy antes de ser ingresados definitivamente, siempre acompañados por mis hermanas. Ambos acabaron ingresados en el hospital, el día 5 de marzo mi hermano, después de varios días de fiebre muy alta; y el día 7 mi padre, para hacerle un estudio neurológico. El neurólogo, al visitarle, sospechó que era una infección y comenzó a estudiarlo por ese camino.
Más tarde, mi hermana mayor, comenzó a sentirse mal el día 1 de marzo, con algo de fiebre, que desencadenó en una fuerte gastroenteritis. También acudió varias veces a urgencias del ambulatorio de Ibi, ingresando finalmente el 10 de marzo por la tarde en el hospital, con síntomas de deshidratación e insuficiencia respiratoria y coincidiendo con el alta de mi hermano, que fue diagnosticado con neumonía bilateral sin saber el agente causante y habiendo descartado la gripe-A, legionelosis y el Covid-19.
Yo resido en Salamanca pero ante el problema que se estaba presentando en mi familia (mi padre y mi hermano y estaban ingresados en el hospital) vine a Ibi el domingo 8 de marzo.
Dormí en casa de mis padres, con mi madre. Esa misma noche le dio algo de fiebre pero por la mañana ya no tenía, aunque sí estaba algo aturdida. Fue emporando progresivamente con mucho malestar durante la tarde y noche del lunes. El martes, el médico que se encontraba en urgencias en el ambulatorio de Ibi le diagnosticó neumonía, pero incomprensiblemente la envió a casa. De madrugada llamamos al 112 e ingresó muy grave en el hospital. Directamente la llevaron a cuidados intensivos.
¡Ahí fue donde salto la alarma! Le hicieron la prueba del Covid-19 a los tres que estaban ingresados en ese momento. El primer resultado que se recibió fue el de mi madre, dando positivo; posteriormente, mi hermana y, después, mi padre. Ahí se desencadenó todo…
¿De dónde surgió el contagio?
No lo sabemos. Barajamos varias posibilidades, pero sin ninguna conclusión. Y teniendo en cuenta que, en principio, el 80% de las personas lo pasa con malestares leves, podría haber venido de varios sitios a la vez, ya que aún no había protección, ni aislamiento, ni en la calle, ni en el ambulatorio, ni en el hospital. Y el virus ya estaba latente.
Los especialistas nos comentaron que hay familias como la nuestra que por genética y por alguna razón que no se sabe, nos ataca más virulentamente.
La atención sanitaria está siendo fundamental en esta crisis y su familia fue de las primeras en ingresar en el hospital de Alcoy ¿cómo ha sido esa experiencia?
No creo que mi familia fuera la primera en ingresar. Yo diría que fue la primera en presentar síntomas graves y tener casos diagnosticados con Covid-19. Paralelamente, el virus ya estaba conviviendo con nosotros y ya había habido casos algo confusos.
La experiencia, en primer lugar, fue de alarma y confusión.
A partir del ingreso de mi madre, se activó el protocolo de aislamiento, sin embargo, mi padre había estado en planta con una actuación normal.
Como consecuencia de ello, todo el mundo que había estado en contacto con él, tanto en planta como en urgencias, tuvo que aislarse, como el resto de nuestra familia. A nosotros, mi hermana pequeña, mi cuñado y a mí, dado que habíamos estado en todo el proceso, nos dejaron al cuidado de mi padre y mi hermana, eso sí, cumpliendo rígidamente el protocolo de aislamiento.
Ha sido muy duro, andar con esa ropa todo el día vestidos. Solo por eso, los sanitarios ya tienen toda mi admiración al tener que trabajar en esas condiciones. Por momentos, el protocolo se volvía más rígido, todo el personal sanitario andaba de aquí para allá, nerviosos algunos. Otros más tranquilos. En general, amables, atentos y cercanos. Nos mantenían al día de todo lo que se iba sabiendo sobre este virus y las medidas y no dábamos crédito nadie. Se quejaban de no tener ropa de protección adecuada, ni suficiente y de lo rápido que les iban cambiando los protocolos.
¿Qué destacaría del trabajo que están realizando los médicos y los sanitarios?
Pues creo que, mayoritariamente, son maravillosos y que les ha tocado la parte más dura de esta pandemia. Desde mi perspectiva, ahora mismo, están lidiando con tres frentes:
Por una parte, la enfermedad y los enfermos, ya que viven de primera mano la incertidumbre de algo desconocido y el sufrimiento de los enfermos y todo lo que conlleva.
Por otra parte, lidiar con no sé quién, que marca las leyes… y a pesar de lo que les dicta su corazón, se ven atados de pies y manos, para que los afectados estén más acompañados en la enfermedad y en la muerte.
Y por otra, los casos de discriminación, por estar en contacto directo con el virus, llegando algunos incluso a ser amenazados.
¿Qué tipo de cuidados tienen que seguir ahora en casa?
Ahora mismo ya les han dado el alta y tienen que seguir los cuidados de cualquier persona que ha pasado por una enfermedad grave: mucho descanso y una buena alimentación. Antes de recibir el alta, se tomaban la temperatura, la tensión y les llamaban una vez a la semana para interesarse sobre cómo evolucionaban. Lo más interesante es tener un medidor de oxígeno, pero es complicado conseguir uno.
Usted ha estado al lado de ellos desde el primer momento y no ha desarrollado la enfermedad ¿no? ¿Qué tipo de precauciones ha tomado?
Yo he estado hasta ahora a su lado, primero en el hospital, y luego en casa. Desde epidemiologia piensan que los que hemos estado cuidándoles ya lo hemos pasado, asintomáticos.
Primero estábamos tres, mi cuñado, mi hermana pequeña y yo, hasta que ella dio síntomas el 17 de marzo y tuvo que aislarse en su casa, pero que no llegado a estar ingresada.
Desde ese momento, hemos estado hasta el final mi cuñado y yo. Las precauciones han sido de mucha higiene corporal, mascarilla, gorro, bata y guantes todo el tiempo. Lavar cada día toda la ropa que estaba en contacto con ellos, fregar y limpiar todas las superficies con agua y lejía y dormir todos en habitaciones separadas.
¿Cree que está siendo acertada la gestión del Gobierno, teniendo en cuenta que ha vivido esta enfermedad casi en primer persona?
Yo no soy quién para juzgar al gobierno. No sé quién dicta las leyes. No sé dónde está la culpa. Pero si tengo muchas preguntas. ¿Por qué se deja que los enfermos pasen todo solos, incluso morir? ¿Por qué no se puede hacer un funeral? ¿Por qué no se puede ir al cementerio a ver enterrar a tus seres queridos? ¿Por qué no se está visitando a los enfermos en casa? ¿Por qué no se hacen las pruebas antes y después, para saber si ya no son portadores? ¿Por qué a los que, como yo, hemos estado en contacto directo y no hemos tenido síntomas, no se nos hace el test para descartar ser trasmisor? ¿Por qué todo esto y más no se condiera de primera necesidad como ir a sacar al perro, comprar el pan, etcétera? ¿Por qué no hay suficientes test? ¿Por qué los sanitarios no tienen suficiente ropa de protección adecuada? Y así podría seguir mucho más…
Un mensaje, si quiere, para terminar
Dar las gracias, a tantas personas que se han preocupado, que nos han acompañado y nos han ayudado en este proceso. Personas que lloran nuestra pérdida, que han rezado y aún rezan por nosotros, gracias.
Decir que yo soy de las que creo que todo sucede para algo bueno, aunque ahora sea difícil de ver, gracias.
Que el Covid-19 es grave para algunas personas, pero no para todos, gracias.
Que lo más peligroso en todo esto es el virus del miedo. El miedo nos hace débiles, egoístas… y ese es el virus que hay que atravesar y combatir con más fuerza, gracias.
Que luchemos por el bienestar de los enfermos y estemos al lado de quién más lo necesita, sin miedo y con generosidad, gracias. Y a ti, por haberme dado la oportunidad de contar y expresarme sobre todo esto que estamos viviendo. Seguro que es para algo bueno, gracias.
Gracais a la Sra Castellar pour relatar su experiencia. Le transmito mi muy sentido pesame por la perdida de su madre y una muy pronta recuperacion para usted y su familia.
Yo también quiero darle el pésame por la muerte de su madre y muchas gracias por todo lo que ha contado. Les deseo que terminen de recuperarse bien a todos y le mando un saludo afectuoso.