Resiliencia hasta el final
Mucho tiempo lleva urdiéndose el cerco de derribo y acoso a la persona del presidente Pedro Sánchez, escenificado a diario durante los últimos siete años. Y ya no existe esa distinción entre fuego amigo o enemigo. Sánchez es una pieza valiosa, un trofeo codiciado por sus cazadores.
El presidente, pese a la voracidad de sus enemigos y contrarios, insiste en agotar la legislatura y, además, en pedir la celebración de elecciones en esta maltrecha Comunidad Valenciana, hasta hace pocos días mal presidida por el impresentable Carlos Mazón.
Sánchez se niega a dejar en manos de la ultraderecha del PP y Vox lo que viene siendo el Gobierno de España, pese a las notorias y cuantiosas traiciones de sus propios coaligados y de sus enemigos, que le tienden emboscadas a diario. El Ejecutivo, su Gobierno, debe seguir adelante al menos dos años más, pese a todas las mordazas y puñaladas que recibe. Y aunque en ocasiones, como ser humano, Sánchez parece infatigable, siempre pronuncia conceptos razonables.
No olvidemos que España está viviendo uno de sus mejores momentos, la mejor trayectoria de los últimos 45 años. Aunque Sánchez mira a su alrededor con entusiasmo, su Gobierno se encuentra cada vez más en minoría parlamentaria, lo que no le impide “sudar la camiseta” por mejorar y hacer avanzar este país. Por otro lado, Sánchez, como muchos otros españoles, solicita la convocatoria de elecciones generales en la Comunidad Valenciana, mientras Alberto Núñez Feijóo y sus adláteres guardan un doloroso silencio. Sus expresiones y directrices políticas permanecen aturdidas.
El camino de Sánchez, frente a tanta traba, pasa por mostrar mucha resiliencia y capacidad de gobierno.
Pero esto no es todo. El zorro Feijóo, cuyos ojos parecen siempre desorbitados, acusa a Sánchez de romper la independencia judicial por defender al fiscal general del Estado, y sentencia que la legislatura ya está agotada. ¡Ah!, me olvidaba: también le acusa de quebrar esa independencia porque al presidente del Gobierno se le ha ocurrido expresar su opinión de que el FGE, Álvaro García Ortiz, es inocente y será declarado inocente en este mediático juicio por la filtración de un correo sobre los chanchullos del novio de Isabel Díaz Ayuso.
Pero eso no es cierto. Aunque, ya se sabe, Feijóo, cuando muerde una presa, le cuesta soltarla. Insiste en que la legislatura está agotada, por la corrupción y por el bloqueo. Pero una cosa son los casos judiciales y otra muy distinta es afirmar que no se está gobernando.
En fin, sopla el viento caprichoso de Feijóo, mientras todos estamos ya abrumados por el cansancio que sus palabras sentenciosas nos causan. Mientras tanto, Vox se desliza como una sombra que se alimenta de los fallos de este Feijóo y de sus adláteres.
Sánchez, en cambio, tiene instinto y determinación. Agotará la legislatura, digo yo, hasta donde pueda. Le avalan la experiencia y la firmeza. Feijóo, siempre pálido como la ceniza antes de arder, parece haberse abandonado a la desesperación.