Por Moise?s Aparici Pastor, escritor
Ríanse ustedes de aquellos portavoces parlamentarios de los diversos partidos políticos en el Congreso. Ni Álvarez Cascos, ni Alfonso Guerra e incluso ni Rafael Hernando. Olvídense de aquello del «Tahúr del Misisipi», y zarandajas parecidas. Llega ella de quién muchos nada conocíamos, Cayetana Álvarez de Toledo y Peralta-Ramos quien nos sorprende con su acento argentino y su aristocracia acuestas (XIII marquesa de Casa Fuerte), en fin, que la nueva portavoz del PP no apunta atisbo de sonrisa en su cara en tanto trabaja.
¿No les pasa a ustedes lo mismo cuando la oyen hablar? ¿Por qué tanto exceso de rudeza en sus intervenciones? ¿Se ha perdido del todo el parlamentarismo ingenioso y con señorío y destreza sutil? Escuchándola es como si el poder nos nublara el entendimiento y nos ahuecase el alma con sus hilvanados argumentos de grueso calibre. ¿Es la nueva manera que tiene el PP para sus razonamientos políticos? Y mira que me caía mal Rafael Hernando, pero visto lo visto, le hecho a faltar, igual que a Mariano Rajoy, pues viendo al actual líder de la derecha, como que comienza a infundirme temor.
Quien tiene como misión arrebatar la alegría en los demás, o incluso hacerles notar el aguijón de la dureza de sus palabras, no se me antoja buena embajadora de ningún grupo parlamentario. Más allá de comportamientos serios o altivos, y de apariencias desmadejadas y aspectos desfallecidos, pese a esa verborrea de Pandora, el mundo sigue su curso, las nubes veloces trasladan la lluvia repartiéndola por doquier. Y cuando nos asomamos por primera vez en el día a la calle, apreciamos la paz del amanecer entre cualquier obstáculo que se pone en su camino.
Siempre resultará mejor vislumbrar el resplandor de la grandeza de las personas en sus ideales, que los excesos innecesarios que el decoro parlamentario merecería. Lástima de aquellos políticos que precisan zaherir al adversario en vez de esgrimir sus propias convicciones.
No puedo disimular contrariedad cuando un partido como Ciudadanos que se denomina centrista consigue que comience a hervir el aire cálido de esta fracasada legislatura que se empeñan en abortar entre casi todos. ¿Cuándo podremos ser capaces de salir de este letargo, de este mal sueño? Señores parlamentarios echen ustedes una larga mirada en su redor y sosieguen su ímpetu belicoso. Recuperen la sonrisa sin fingimiento y devuelvan la verborrea de Pandora y las malas artes a esa caja de donde nunca debieron asomar.
Por último, tampoco me agradan ni las formas ni las maneras de la cúpula de Podemos. Sobra la sonrisa cínica en Pablo Iglesias, el autismo en el que se encuentra luchando frente a su soledad, pero ¿por algo será que nadie le quiera? Su discurso comunista queda obsoleto, sí, hay que avanzar en la sociedad ayudando a quienes más sufren y menos tienen, pero ni a cualquier precio y, menos aun cuando el único rumor de las olas que le envuelven es el ansia de fiscalizar al Gobierno de España desde dentro.