Por José Luis Fernández Rodrigo, periodista
De piedra me he quedado al ver la noticia de que el consejero de Salud de Murcia, Manuel Villegas, ha dimitido por haberse vacunado contra el coronavirus cuando todavía no le tocaba el turno. Me da exactamente igual a qué partido político pertenece y siento la misma incomprensión ante otros de alcaldes, concejales y otros representantes públicos igualmente en la picota estos días por saltarse la cola para ese pinchazo. Los hay de todos los colores y siglas, ¿y qué?
Sobre todo, cuando esto es voluntario y hay gente que rechaza su dosis, lo que me parece mucho más impresentable, porque no solo juegan con su inmunidad, sino que se convierten así en un potencial foco de contagio para el resto de mortales, nunca mejor dicho. Respetamos sin titubeos a los egoístas insolidarios e irresponsables que ponen en peligro a toda la sociedad, esta especie de negacionistas de las vacunas, al tiempo que crucificamos sin dudarlo a unos cuantos pícaros -en el peor de los casos- por no tener paciencia y anticiparse unas semanas a esta obligación profiláctica.
El foco debería estar puesto en porqué no llegan más frasquitos de Pfizer, Moderna y el resto de marcas de la salvación, en sugerir cómo podríamos acelerar los plazos, ya sea pinchando en farmacias, consultas del dentista, clínicas veterinarias... En cualquier establecimiento donde haya un profesional sanitario cualificado y habituado a usar las jeringas. Según los últimos datos difundidos cuando escribo estas líneas, hay más de un millón de españoles vacunados en unas tres semanas. Un aplauso para el personal que se está ocupando de esta ingente tarea, pero hay que poner más manos a la obra, porque con ese promedio tardaríamos de 30 a 40 meses en cubrir a toda la población. ¿Cuántos morirían por el camino?
¿De verdad tienen que dimitir avergonzados unos políticos por ponérsela en enero en lugar de marzo o junio, pongamos por caso? ¿No está más expuesto por estar a disposición de sus vecinos un alcalde (o un consejero autonómico) que quienes -como yo- disfrutamos de la ventaja del teletrabajo, desde años antes de la pandemia? Si pudiera, les cedía mi dosis, aunque luego que no me falte, guárdenme una.
Con tantas razones que nos suelen dar los gobernantes para tirarles de las orejas -como ahora mantener el chollo de las eléctricas, que habían prometido corregir- y nos cebamos con una chorrada sin mayor trascendencia. Si estuvieran contadas, las vacunas, entonces claro que habría que dárselas a los más vulnerables, sin discusión, pero su producción es ilimitada, hay para todos.
De acuerdo con el artículo, pero una vaya una corrección menor. "De todos los colores y siglas." No es cierto que todos son iguales. Hoy vi que alguien se había tomado la molestia, de dibujar el mapa con los cargos políticos que se han vacunado saltándose el turno. Eran de PP, PSOE, Junts per Catalunya y PNV. Esos cuatro partidos. Es decir. Que al resto de partidos no los podemos meter en el mismo saco.