Por José Luis Fernández Rodrigo, periodista
Si uno pone un poco de su parte, se desprende de prejuicios y afinidades ideológicas y analiza las cosas con un poco de distancia, se da cuenta de que bocazas energúmenos -y peligrosos- como el ¿rapero? Pablo Hasél y el expresidente del “Gendarme del mundo”, Estados Unidos, Donald Trump, en el fondo, juegan a lo mismo.
¿Qué han hecho los dos? Incitar a la violencia. Algunos ejemplos de las “lindezas” de estos dos “angelitos” son las siguientes: -"¡Merece que explote el coche de Patxi López!".
-"Es un error no escuchar lo que canto, como Terra Lliure dejando vivo a Losantos".
-"Pienso en balas que nucas de jueces nazis alcancen".
Estas gracietas son del ¿cantante? por el que se han montado disturbios en varias ciudades. Y qué decir del inimitable líder yanki, que arengó a sus incondicionales en las redes sociales para que desafiaran al Congreso y prometió: “Será salvaje”. Resultó profético, el impresentable.
Así que, para mí, en lo fundamental, uno y otro son responsables de lo mismo, de promover la violencia, igual que ha hecho Valtònyc, que cuenta con un repertorio más rico en disparates. Solo voy a mencionar aquí un par: "Mataría a Esperanza Aguirre, pero antes, le haría ver como su hijo vive entre ratas” "Bauzá debería morir en una cámara de gas, pero va, eso es poco, su casa, su farmacia, le prenderemos fuego"
Y aunque me parece evidente que la libertad de expresión se mancha con estos mensajes inadmisibles, no estoy de acuerdo en que se castiguen con la cárcel. No son delitos para encerrar a nadie. Me parece mucho más pedagógico y apropiado que, por ejemplo, estos pseudoartistas sean condenados a visitar a decenas de familias de víctimas del terrorismo, de policías o guardias civiles asesinados por ETA, para explicarles en una mesa camilla sus peroratas sobre poner bombas y matar. Que razonen porque hay que ir por ahí quitando vidas a esas personas rotas por el dolor.
Podrían acompañarles en estas entrevistas algunos periodistas, opinadores y políticos ¿progres? de los que ahora se rasgan las vestiduras porque cae todo el peso de la ley sobre Hasél y Valtònyc. En lugar de taparse un ojo para engañar a la opinión pública con ese discurso de que se les condena por cantar contra la Corona, los Borbones. Una de las formas de mentir más retorcida consiste en eso, en ocultar una parte de la verdad.
Y qué decir de quienes aplauden los desvaríos de Trump. En una encuesta en España, ¡oh, casualidad!, los únicos que se declaran partidarios del expresidente tuitero son los votantes de Vox.