Por José Luis Fernández Rodrigo, periodista
Sí, está bien. El titular es correcto, no se trata de un error. El dicho reza aquello de “matando moscas a cañonazos”, pero lo que ocurre en nuestra costa mediterránea apunta más bien a las tormentas y consiste en disparar “cañones sónicos” o “antigranizo” para deshacer la nube o desplazarla y que así no caiga piedra que destroza los cultivos.
En dos municipios más al norte, Gavarda en Valencia y Sant Riu del Riu (Castellón, hay una investigación en marcha de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) a raíz de las denuncias de vecinos -hartos del ruido de las explosiones a veces durante toda una madrugada- para espantar el pedrisco. Cuentan los que conocen el paño que los seguros agrarios salen más caros que estas salvas al firmamento, pero no es plan esto de forzar el cambio climático a las bravas. Supongo que, como en otras situaciones en que falla la rentabilidad de las empresas, tanto las explotaciones del campo como sus aseguradoras, tendría que buscarse una cobertura desde el sistema público. Que el tiempo venga revuelto entra dentro de las leyes (sagradas) de la Naturaleza y no es culpa de nadie, pero si a esas empresas no les salen los números, no queda otra que destinar una parte de los impuestos de todos a ayudarles. Bien que nos acordábamos de ellos cuando en la pandemia sobrevivimos gracias a sus cultivos y podíamos poner la mesa con hortalizas, frutas y demás alimentos.
En cambio, esa solución de montarse mascletàs aéreas para que escampe, a la larga, no puede traer nada bueno. Sobre todo, cuando estamos en una de las zonas de la Península Ibérica más propensa a la desertización por bajas precipitaciones. Por ahora, hasta donde me llegan las noticias, el único político que ha denunciado este bombardeo de gas de acetileno mezclado con aire es Carles Mulet, el senador de Compromís, con insistencia, además. Aunque no comparto muchos postulados con un partido nacionalista -sea catalanista o españolista- en este asunto aplaudo sus esfuerzos y ojalá el Gobierno se dé por aludido de una vez y le haga caso.
Por la Foia de Castalla, las sospechas siempre se han cernido sobre una avioneta que sobrevuela la comarca cuando se nubla. A ver si algún lector nos puede informar del sistema, no sé cómo pueden instalar los cañones sónicos para volar, o tal vez exista otro tipo de tecnología portátil. Yo también buscaré, por simple curiosidad. En caso de que eso no sea viable, estaríamos ante otra leyenda urbana, y la famosa avioneta no tiene nada que ver con esta alarma meteorológica.