No cabía esperar otra respuesta que no fuera la que ha sido. Bancos, petroleras, eléctricas y la industria gasista han rechazado de plano quedarse con los brazos cruzados tras conocer el órdago impositivo que el Gobierno pretende llevar a cabo. María Jesús Montero, ministra de Hacienda, ha elaborado un complejo, pero aparentemente eficaz, sistema tributario especial con la intención de ingresar a las arcas públicas los próximos tres años unos 7.000 millones de euros más. No parece mala idea en el actual contexto alcista de los precios que esta? llevando a muchas familias a reducir sus gastos de forma urgente, incluso en productos y servicios básicos. La postpandemia, unida a la guerra en Ucrania, han formado un cóctel perfecto que ha generado una inflación histórica. Sánchez y sus socios quieren que estas macroempresas españolas dejen de llenarse los bolsillos a costa de una situación que tiene al 95% de los contribuyentes pendientes cada día del precio de la gasolina, la luz o del kilo de tomates. Visto así, parece una buena idea, pero no hay que olvidar que cada vez que surge un nuevo a impuesto a estos monopolios, al final acaban pagando la fiesta los de siempre.
Es razonable pensar que parte de los extraordinarios ingresos, y beneficios, que estas empresas están llevándose ante esta excepcional situación, revierta en lo público, aunque sea por simple solidaridad con sus conciudadanos. Eso se llama responsabilidad social corporativa, y de esto ellos saben mucho. Otro tema es hacia dónde se destina esa recaudación y qué se hace con ella. Porque no hay olvidar que puestos a arremangarse para aliviar la peor crisis energética y de precios de los últiomo 40 años, papá Estado también podría poner de su parte. Sin entrar en disquisiciones económicas académicas, no hay ley ni norma económica que no busque aumentar la recaudación. Todos los gobiernos que han pisado La Moncloa así lo han hecho.
Estamos en el ecuador de la época estival y ya empieza a sonar lo que está por venir. La sociedad occidental puede ver alterado su bien acomodado estatus cuando Putin decida cerrar el grifo del gas. Algunos países, como España, se librarán de las peores consecuencias de la bravuconada rusa, pero seguro que también afectará. En este contexto, vuelven los mensajes gubernamentales que nos invitan a controlar el aire acondicionado, la temperatura de la calefacción o a no coger el coche para ir a la panadería de enfrente. Es un buen consejo que siempre debería seguirse, pero rogamos a sus respetables señorías que antes de lanzar estos recaditos con fines ahorrativos, hagan lo propio con sus desmanes presupuestarios y obras faraónicas varias, y empiecen a reducir la mastodóntica administración pública que han engendrado para pesadumbre y mosqueo del resto de los ciudadanos y ciudadanas.
Feliz verano y gracias a todos los que hacen posible que cada viernes Escaparate llegue a todos los quioscos de la comarca. (Volvemos el proximo 26 de agosto con toda la actualidad).
También se podria haber aplicado el cuento al PP y la banca que llevaron al pais a la ruina y no solo eso sino que tuvimos que rescatar a los bancos. Se llama solidaridad devolver un favor prestado lo contrario es la ingratitud que están mostrando. Y eso si que produce un cabreo generalizado. Pagar por la sanidad en Madrid también provoca un cabreo importante......
Si Alemania y los otros se recortan vosotros no quereis, no entiendo esas criticas no se puede estar por encima de los paises importantes eso es ser consecuente y responsable. No se puede pretender ser mejor que otros sin merecerlo, ni picaresca ni nada eso ya no funciona.....