Metidos hasta las cejas con la segunda ola de la pandemia, aquella que en julio muchos expertos ya vaticinaban, y que apuntaba a que el virus nos iba a volver a coger la delantera este otoño. Una vez más, iniciamos una nueva etapa con la aprobación de otro estado de alarma que durará, al menos, hasta mayo. Una situación que implica una cobertura jurídica para todas las comunidades autónomas para limitar movimientos a los ciudadanos o para acometer medidas restrictivas con el fin de parar la curva de contagios. Nos guste más o menos, en estos momentos no quedan muchas soluciones para contener el avance del virus porque las estadísticas no engañan. Los hospitales en muchos territorios del país empiezan a estar saturados de pacientes covid, las UCI’s también, y esto significa, además, que otras patologías que necesitan ingresos hospitalarios menos urgentes, pero sí necesarios, son directamente aplazadas y pasan a engrosar las listas de espera. Y a esta situación hay que añadir el nivel de stress que vuelven a sufrir muchos sanitarios, repitiéndose la tónica de las primeras semanas del confinamiento. Por lo tanto, esta nueva cobertura legal servirá para que, más pronto que tarde, se acometan las medidas oportunas que puedan enderezar el temible cifra de contagios y la economía no se resienta más de lo que está.
La pregunta es obligada ¿cómo es posible que sigamos contagiándonos? Alguien podría responder que los jóvenes son los culpables, el ocio noctucno y alguna mamarrachada más, pero lo cierto es que, exceptuando una minoría de desaprensivos y algunos embebidos negacionistas, prácticamente la totalidad de la ciudadanía está cumpliendo con las normas, al menos, las que obligan y aconsejan las autoridades sanitarias. ¿Es posible que nos estemos equivocando de estrategia? Probablemente sí. Algunos científicos aseveran que no se puede convivir con el virus, hay que ir a por él.
Por lo tanto, si no se encuentra solución urgente, se aconseja al ministro de Sanidad viaje a China y pregunte cuál ha sido la fórmula que ha permitido al gigante asiático vencer al covid. Menos cócteles de aniversario y más ejemplaridad, señor Illa.