Este periódico, hace tan solo dos ediciones, habría su portada con una propuesta realizada por la Unión Nacional de Entidades Festeras, UNDEF, a la Conselleria de Sanidad para plantear, al menos hasta final de 2021, la posibilidad de celebrar las Fiestas de Moros y Cristianos para aquellas poblaciones que todavía podían hacerlo. Este protocolo ideado desde el seno de la federación festera, que aglutina a más de 70 poblaciones, era un paso adelante apremiado por las finalizadas fallas valencianas. Sin olvidar las críticas que desde distinos sectores hosteleros de la Comunidad Valenciana se hacía por la decisión de las autoridades sanitarias de rebajar las restricciones solo en capital del Turia durante las desbravadas fiestas, lo cierto es que el mundo festero miraba con cierto asombro, y envidia, esta festividad que por primera vez en la historia se organizaba en septiembre. Uno de los argumentos de la defensa de la celebración de las Fallas fue la grave situación económica por la que atraviesa todo el sector artesanal que vive de ellas. Con este panorama, y acuciados posiblemente por el resto de agrupaciones locales que la integran, los responsables de la UNDEF han propuesto un protocolo a Sanidad para tirar adelante con las fiestas. Este nuevo ‘reglamento’ festero propone, entre otras cosas, cambiar muchas de las pautas que han regido en los últimos lustros en cada una de las poblaciones donde se celebran.
En estos momentos el censo festero en todas las poblaciones está debatiendo qué hacer ante esta nuevo modelo de organización y cómo abordar el futuro más inmediato de las Fiestas de Moros y Cristianos. Para unos es crucial comenzar a organizar las fiestas, sean como sean, con la vista puesta en el calendario más próximo. Otros, sin embargo, siguen pensando que lo mejor es quedarse quieto y esperar a ver si escampa el virus y se vuelve a las fiestas de toda la vida. Cada uno con sus razones, todas respetables, lo que es evidente es que todavía queda mucho tiempo para volver a la normalidad que se vivía, y disfrutaba, antes de la pandemia. Unas fiestas en las que el contacto social se hace inevitable, es lógico que ante este nuevo paradigma, surgan disparidad de criterios para encontrar una solución que guste a todos o, al menos, no disguste demasiado a la mayoría. El debate está abierto y el Sars Cov-2 entre nosotros.
Es cierto, el debate está ahí. Yo espero que 2022 comience con toda normalidad desde la Cabalgata de Reyes, hasta "les festes d'hivern". Me he decidido a comentar, porque en la primera frase me ha golpeado la vista y la mente un error garrafal, un "gazapo" que, cada día más, viene siendo frecuente en el día a día de nuestra sociedad. Confundir, en su significado, verbos y adjetivos, empleando de forma errónea unos por otros. ES muy irresponsable para un periódico confundir "abrir" con "haber".