Por Moisés Aparici Pastor, escritor
Leyendo una rutinaria noticia, descubro lánguidas y despiadadas críticas a una propaganda gubernamental en EE.UU por parte, de algunos senadores republicanos que, al ver en televisión y otros medios a la gallina Caponata después de ponerse la vacuna contra el Covid 19 diciendo “Hoy he recibido la vacuna COVID 19. Me duele un poco el ala, pero le dará a mi cuerpo un impulso protector adicional que me mantendrá sana a mí y a los demás”, han enloquecido.
Dentro de un hecho positivo y alentador para la sociedad norteamericana, muy alejada de conseguir todavía la pauta completa de vacunación, muchas miradas lánguidas y de desdén, declinan, luchan fehacientemente contra esta vacunación, igual por miedo infundados a posibles efectos adversos o siguiendo los pasos iniciales de Donald Trump quien impulsó una posición contraria a la misma. Lo cual me lleva a pensar que igual en ese país existen todavía muchísimos espíritus pusilánimes cercanos a la oscuridad del avance de los tiempos.
Por un lado el Gobierno americano se esfuerza por animar a su pueblo a que cumpla su deber patriótico y se vacune, que tantos rostros velados en la oscuridad de la ignorancia salgan a la luz y, si para eso debe acudir hasta la célebre Gallina Caponata para conseguir que su objetivo cale, sobre todo en los niños, se hace y en paz, pero los retrógrados republicanos estadounidenses han salido con voces autorizadas para quejarse que se hayan utilizado a este mítico personaje en este sentido. El día y la noche, donde el propio presidente Biden ha afirmado en redes sociales: “Bien por ti. Vacunarse es la mejor manera de mantener a todo el vecindario a salvo”, y su contrario, otros senadores desde las filas republicanas que airean la noticia maledicente de que el personaje de Barrio Sésamo ha tenido un pequeño ataque al corazón tras colocarse la vacuna acabando muriendo para servir como plato principal de la noche de acción de gracias, sumergiendo en un mundo de imágenes siniestras y sensaciones dantescas a todos esos niños que quieren a Caponata. Acusan al Gobierno de lavar el cerebro a los más pequeños, pues “esta propaganda es realmente malvada”.
Lo vemos, cuando crece la imbecilidad, algunos de estos republicanos tienen la lengua aguda y la mente obtusa. Pero bueno y con perdón, pensar en este grave problema contra la vacunación del Covid 19, me recuerda el paralelismo entre los republicanos norteamericanos y nuestro PP, que con su sonrisa enigmática y disfrazado de pintura, todavía no se han desprendido del color cenizo de la noche en la que persisten cacareando lo mal que funciona España y lo pésimo de la gestión gubernamental de Pedro Sánchez. Este país nuestro tiene muchas cosas que funcionan bien. Señores del PP, basta de ojos y miradas inquisitivas. No sean ustedes como los republicanos norteamericanos que niegan incluso lo innegable. Sean severos con el Gobierno, y no persistan tanteando en el vacío, su aliento político resulta amargo e insufrible.