Jorge Ureña nunca dejará de sorprendernos. Después de un 2020 negro para el atleta debido a la irrupción de la pandemia y a las lesiones que ha ido acarreando, Ureña decidió renunciar a la posibilidad de revalidar el título de campeón de España en pista cubierta para apostarlo todo por el heptatlón de Torun tras una rotura en los isquiotibiales que lo había apartado de las pistas desde el mes de enero. Pese a no llegar en plenas condiciones físicas, el colivenc hizo gala de su portentosa técnica y de su espíritu luchador, logrando así una medalla de plata que sabe a oro.
Ureña fue de menos a más en el torneo: En 60 metros logró un tiempo de 7”03 y en longitud hizo un salto de 7,33 metros. Estas dos marcas le distaban bastante de lograr entrar al podio. No obstante, en la prueba de lanzamiento de peso un tiro de 14,57 metros logró hacer pensar al colivenc con que podía hacer realidad su tan ansiado sueño, el cual comenzó a materializarse con el espectacular salto de 2,10m de Ureña con el que batía marca personal y lograba situarse segundo en la clasificación general, lugar que consolidó con su tercera posición en 60m vallas, con un tiempo de 7”87, y su salto de 4,90 metros con la pértiga. Finalmente, Ureña jugó su última baza para hacerse con la plata en la carrera final de 1000 metros, donde se impuso a sus rivales con un tiempo final de 2’43”16, convirtiéndose así en Subcampeón de Europa a pesar de los fatídicos pronósticos con los que llegó a Torun.
Tras sumar una nueva medalla a su exitoso palmarés, Jorge Ureña dejó un mensaje claro ante los medios: “Tokio no se me puede escapar.” El colivenc tratará de subir un nuevo peldaño en su exitosa carrera profesional logrando superar la marca exigida de 8300 para los JJOO de Tokio, demostrando así una vez más que nunca dejará de sorprendernos.