Carmen Martínez Sarabia tiene 30 años, es trabajadora social y desde marzo de 2020 es voluntaria de Cruz Roja.
¿Qué trabajo desempeña en Cruz Roja?
Antes de que todo empezara, la idea era trabajar en el área de empleo, ayudando a las personas que lo necesiten a elaborar sus currículums, publicar las ofertas de trabajo… pero desde que se aprobó el estado de alarma todo se centró en la respuesta inmediata. Ahora lo que hago es atender a las personas que llaman o vienen a la asamblea, ayudar con la elaboración y reparto de los lotes de alimentos y registrar las atenciones en la aplicación para coordinar con los servicios sociales y las otras ONGs, como cáritas, y así gestionar bien todos los recursos y llegar a todas las personas.
¿Con qué situaciones se está encontrando ahora, derivadas de esta pandemia?
Han llegado muchas personas que tenían un trabajo mal remunerado y casi todas fuera del sistema, que les permitía ir viviendo pero sin posibilidad de ahorrar, sobre todo las mujeres que trabajaban limpiando casas o cuidando de personas mayores, y que ahora con esta situación, sin ingresos y sin ahorros, se han visto totalmente desbordadas por los gastos de comida, alquiler, luz, agua… También hemos visto niños y niñas que no tienen acceso a una tablet e internet que le permita seguir con el curso, o personas mayores que viven solas y necesitan que les ayuden con la compra de alimentos y medicinas…
¿En qué estado de ánimo se encuentran las personas y familias que han entrado en una situación de vulnerabilidad por culpa del virus?
Emocionalmente es difícil para las personas atendidas, se respira una gran incertidumbre para saber cuándo volverán a trabajar, mucho miedo a contagiarse y en algunos casos incluso vergüenza porque nunca se han visto en una situación así. Siempre tratamos de animar y tranquilizar a las personas y también de cuidarnos entre nosotras para poder llevar la situación lo mejor posible.
¿Hay suficientes recursos para atender a todos los necesitados?
Por suerte, esta situación ha sacado lo mejor de cada persona, y mucha gente ha empezado a colaborar con nosotras de muchas formas para que nada falte y, por el momento, hay recursos, pero no sabemos cuánto puede durar esta situación y los recursos que hay son limitados y tenemos una gran demanda. Se está haciendo un gran trabajo para gestionarlos correctamente y puedan llegar a todas las personas que lo necesitan.
¿Qué le empujó a ser voluntaria de Cruz Roja?
La Cruz Roja tiene unos principios de acción y voluntariado que coinciden mucho con mi forma de pensar y trabajar. Hace poco volví a vivir en Ibi y sabía que quería compartir mi experiencia en la asamblea donde realicé las prácticas universitarias, así que cuando se empezó a hablar en los medios de comunicación del virus, de cuarentena… supe que tenía que aportar lo mejor de mi experiencia para colaborar en esta difícil situación.