Andrés Herrero Gutiérrez
Marta Pérez, la joven ibense que sufrió un shock anafiláctico tras ingerir un batido de pistacho, continúa en coma. El 19 de abril termina la cobertura del tratamiento de neurorrehabilitación que le ofrece la sanidad pública y que se le está aplicando en una clínica de Valencia.
Su familia sigue sin comprender que no se lo quieran prorrogar, ya que consideran que está funcionando. Es por ello que han convocado una manifestación a las puertas del Hospital Virgen de los Lirios de Alcoy mañana viernes 14 a las 10 de la mañana.
Su madre, María Verdejo, es el rostro visible de la campaña mediática que iniciaron hace algo más de un mes y que ha dado a conocer el caso por toda España. Se muestra satisfecha: «si no te escuchan eres un número y tienes un coste añadido. Eres una molestia para el sistema».
Sobre la manifestación de mañana asevera que «no queremos reivindicar solo por lo que hemos vivido, no somos los únicos, sino por la raíz del problema». Denuncia Verdejo que se «siente triste por tener que luchar de esa manera para conseguir que salga adelante». Ya que considera que se debería dar por hecho. También tiene «clarísimo» que si no hubiesen peleado en su momento, su hija no estaría viva.
En cuanto a su estado anímico y el de la familia dice que «ahí voy» pero que lo importante es Marta. Asegura que su hija está mejorando, que a veces la reconoce y le llama «mamá». «Tenemos momentos», pero afirma que se mantienen en pie porque tienen que luchar por su hija y sus otros hijos. «Te vas haciendo fuerte». Cuenta Verdejo como mucha gente repara en su cara de agotamiento. Y asevera: «llevamos ya casi siete meses luchando».
Verdejo denunció hace unos días una noticia en la que se afirmaba que a Marta le habían concedido la prórroga. Algo de lo que ella no tenía ninguna constancia y en el hospital le han dicho que tampoco saben nada. «Cuando he hablado con ellos este jueves aún no tenían orden de prórroga. Pero evidentemente lo han anunciado a los medios y a nosotros no, lo que me parece penoso». Ella está segura de que lo van a prorrogar. «Yo había escrito muchos correos al hospital pidiendo que nos hicieran saber si había un cambio de opinión para ahorrarme el sufrimiento». Señala que el hospital ha esgrimido la Semana Santa para no comunicarle novedades.
Sobre la repercusión mediática y la respuesta de la ciudadanía señala que «la gente se identifica con el problema porque muchas personas se sienten desatendidas por la sanidad pública». «El apoyo es muy grande. Me es imposible contestar todos los mensajes que me llegan. Nos escriben de toda España. Es el calor de la gente lo que lo está haciendo posible».
Su mensaje a los ciudadanos es claro: «más que ayudarme a mí, es que nos protejamos entre todos. Y que no nos conformemos con lo mínimo». Hace algo más de un mes iniciaron una recaudación económica. Señala que «cada uno contribuye con lo que puede. Son momentos muy difíciles para la gente, nadie tiene una gran solvencia. Pero poco a poco se puede hacer una gran montaña. Lo agradezco de corazón». También hay abierta una recogida de firmas en la web change.org. «¿Por qué el tratamiento tiene que tener una fecha de caducidad?» sigue aún pregúntandose esta madre coraje.