Los movimientos naturales de la población ibense en lo últimos once años y, en especial, desde mitad de la década, muestran un cambio de tendencia que ha llegado a confirmarse definitivamente con una inversión de la curva de nacimientos y defunciones.
Los años del cambio han sido 2019 y 2020 donde las defunciones ya superan a la natalidad, dejando un balance de 311 nacimientos frente a las 389 muertes. El proceso se inició en 2016 cuando, tras seis años de crecimiento sostenible, la cifra cayó bruscamente a los 172, después de años de registrar una media de 230 nacimientos anuales.
Aunque en 2017 se recuperó un poco la natalidad, la tendencia ha ido a la baja desde entonces, finalizando 2020 con solo 152 nacimientos, lo que supondría una caída de algo más del 39% respecto a la media de la década.
Las causas pueden ser varias, según explica el sociólogo consultado por Escaparate, ya que suelen influir aspectos como las crisis económicas pasadas o las variaciones del flujo migratorio pero, señala, que es pronto todavía para achacar la caída de los nacimientos de este último año a la pandemia. Para el experto, las cifras que ofrezca 2021 podrían ser más concluyentes.
Lo mismo ocurre con las defunciones. Ibi está registrando el mayor aumento de muertes por el virus en esta tercera ola, que comenzó tras las fiestas navideñas y, es por ello, que la cifra de 204 fallecidos en 2020, no aporta una correlación significativa; más aún, teniendo en cuenta que el número de fallecidos por covid-19 a final del pasado año era de 13 personas, según la estadística de la conselleria de Sanidad.
Por tanto, 2020 no ha sido un año de una elevada mortalidad como lo demuestra la curva de las defunciones, cuyas fluctuaciones son mucho menos pronunciadas que las de la natalidad. De hecho, ha habido años con registros de muertes muy elevados, como en 2014 y 2017, alcanzándose en 2012 la cifra más alta con 208 fallecimientos.
Señalar, en todo caso, que en 2020 se incrementaron un 13% las muertes respecto a la media de los últimos diez años.
Sobre las causas de la elevada mortalidad en 2012, el Instituto Nacional de Estadística (INE) señala que las defunciones por enfermedades respiratorias debido a la gripe se incrementaron ese año un 53’6% en los meses de febrero y marzo y, aunque los muertos en accidente de tráfico descendieron un 9’5%, hubo un aumento del 11’3% de los fallecidos por suicidio.
Eso elevó un 3’8% en toda España la tasa bruta de mortalidad con respecto al año anterior, e Ibi no fue una excepción.
Habrá que esperar varios años, subraya el experto, para confirmar la evolución de las tendencias y el efecto que habrán tenido circunstancias como la pandemia.
Ibi y Onil pierden población
La radiografía demográfica de la comarca en la última década ofrece la misma imagen que la del resto del país: hay menos niños, más mayores y los pueblos pierden habitantes porque la población sigue concentrándose en las ciudades.
Tal y como avanzó Escaparate hace unos meses, los datos y el análisis del padrón a 1 de enero de 2019, publicados por el INE (Instituto Nacional de Estadística), permiten conocer cómo ha cambiado la población desde 2009 y cómo han evolucionado los municipios y sus distritos en estos últimos diez años.
En conjunto, esta comarca ha perdido 1.248 habitantes, dejando el censo actual en 46.405.
Asimismo, la población ha envejecido, puesto que hay 1.490 personas más que son mayores de 65 años y 265 habitantes menos, de edades inferiores a los diez años.
A nivel comparativo, vuelve a destacar Onil porque sus 200 personas mayores de 65 años lo sitúan como el municipio más envejecido, en proporción a su número de habitantes, y por tanto, también el que más niños ha perdido esta última década.
En cuanto a Ibi, su censo ha envejecido con 927 personas más mayores de 65 años y con 396 personas menos menores de 10 años. Y por lo que se refiere a Castalla, hay 261 personas mayores más que hace diez años y 61 menores menos.
Otro dato significativo de este gráfico és la poca población que ha perdido Biar en estos años, respecto al resto.