El Instituto Tecnológico de producto infantil y de ocio, AIJU, está llevando a cabo una línea de investigación y desarrollo, financiada por IVACE, que permitirá incorporar la tecnología de internet de las cosas y la inteligencia artificial en los juguetes tradicionales, añadiendo así un mayor valor pedagógico y permitiendo adaptarse a los gustos de las nuevas generaciones.
La inteligencia artificial puede proporcionar, tanto a los juguetes como a los procesos de fabricación de éstos, una verdadera revolución. En los juguetes puede aportar las mismas ventajas que un videojuego, pero con el aliciente de que se trata de juguetes reales con los que los niños interactúan. Y en los procesos de fabricación, la IA puede permitir una mejor eficiencia en los recursos de producción y prevenir posibles errores en la producción.
Como explica Jose Carlos Sola, coordinador del proyecto, “las nuevas generaciones han nacido rodeadas de tecnología, y como tales, no esperan jugar con un simple juguete, sino con un juguete que responda a sus interacciones y que le produzca un valor añadido durante el juego. Por tanto, en los próximos años, los juguetes conectados a internet se convertirán en algo normal, por lo que las empresas tendrán que adaptarse rápidamente o, en su defecto, pueden llegar a desaparecer”.
Fusión de juguetes
En las empresas del sector del juguete, la innovación y la creación de nuevos productos es fundamental. Las nuevas generaciones están acostumbradas desde los primeros meses de vida a convivir con dispositivos electrónicos (tablets, amartphones, pcs…), y por ello, las empresas necesitan nuevas herramientas que permitan fusionar el juguete tradicional con el mundo digital, consiguiendo, así, un juguete actualizado, revalorizado y adaptado a los nuevos tiempos.
En este sentido, AIJU inició hace cuatro años una línea de proyectos que tratan de dar soporte al sector tradicional del juguete en su cambio e integración en el mundo digital.
La idea de la conexión del mundo digital con el juguete tradicional pretende enlazar con la llamada tecnología ‘internet de las cosas’, lo que se tradujo en la creación de una plataforma “en la nube”, adaptada al sector, y que permite gestionar grandes volúmenes de información, lo que se traduce como “big data”.
“Esta plataforma ofrece al fabricante la posibilidad de conocer cómo juegan los niños, de forma que pueden personalizar los juguetes e incorporarles un mayor valor pedagógico en los productos del futuro. Asimismo, en el caso de los padres, pueden conocer como juega su hijo con el juguete y si está aprendiendo cuando juega”, indica Jose Carlos Sola.