Ante la situación generada por la crisis sanitaria, AIJU ha tenido que poner en marcha toda la maquinaria de gestión, innovación y servicio a sus asociados para adaptarse en este inédito escenario industrial. La rapidez de respuesta del instituto tecnlógico ha sido una prueba superada con éxito ante la gran demanda de las empresas para encontrar soluciones ante el colaps del sistema productivo.
¿Cómo se ha adaptado AIJU ante la situación generada por la pandemia durante estos meses?
AIJU tuvo una respuesta muy rápida en la primera ola de la pandemia y participó muy activamente en la provisión de las primeras pantallas de protección facial a hospitales cercamos elaborados con impresión 3 D. Colaboró con profesionales moldistas y fabricantes de moldes que rápidamente esta y otras carencias de material sanitario hecho en plástico pudiesen tener moldes para industrializar esta producción. AIJU no cerró en ningún momento pues fue considerado ctividad esencia. Surgían necesidades de localización de proveedores y nosotros conocemos muy de cerca quien fabrica qué. También incorporó durante un tiempo el teletrabajo sobre todo en las actividades de proyectos de I+D+I y se demostró que las herramientas digitales han venido para quedarse.
¿Cuál ha sido la demanda más habitual en la empresas asociadas y qué respuesta se le ha dado?
Los ensayos de mascarillas y las de protección facial. AIJU ha incorporado nuevos servicios relacionados con el ámbito de productos sanitarios y lo más importante es que está dando asesoramiento a las empresas de transformación de plásticos y otros sectores para que lo puedan hacer. Hay que remarcar que las exigencias de un producto sanitario son muy altas pero también cuentan con la ventaja que sus márgenes o valor añadido normalmente van en consonancia.
¿Cómo se afronta este nuevo año ante una situación que previsiblemente se pueda prolongar varios meses más?
De una forma dual: con la incertidumbre de cuál será la respuesta de las empresas y si como es deseable a mitad de año esto empiece a volver a la normalidad, lo deseable es que retomen sus proyectos de desarrollo empresarial. Tenemos la experiencia de la crisis anterior de 2008 y las empresas industriales de la comarca siguieron invirtiendo en desarrollo de producto, en adaptación de sus procesos de mejora interna y sobre todo en potenciar la exportación. Y desde el ámbito de las administraciones se ha dado la circunstancia que en esta situación la sociedad ha visto lo necesaria que es la ciencia, la investigación y la innovación aplicada. Las administraciones que impulsan e incentivan la innovación no han bajado los presupuestos dedicados a innovación pues en nuestro país ya son muy bajos comparados con los países avanzados a los que nos queremos comparar. Hay que tener en cuenta que los países avanzados no invierten en innovación porque son ricos, sino al contrario son ricos porque invierten en innovación.
¿Qué le diría a aquellas empresas que tiene proyectos en marcha y causa de la crisis?
Algo similar a lo anterior, existen proyectos de mejora interna e innovación que no son caros y que depende de las personas y, fundamentalmente, de lo formada que estén estas personas para llevarlos a cabo y sobre todo en lo sistematizado que tenga este proceso de innovación internamente y de mejora en sus sistemas de gestión. Por tanto, que inviertan en formación de los técnicos y trabajadores y en mejora de la gestión empresarial focalizada en la innovación o en asesoramiento externo y que se apueste por productos de valor añadido y en la diferenciación. La pregunta es ¿estoy preparado para hacer productos para sectores exigentes como el sanitario? –es solo un ejemplo– y si no lo estoy ¿qué deberíamos de hacer? y ¿quién me puede ayudar? En este último punto AIJU tiene mucho que aportar a la empresa y no todas lo utilizan tanto como quisiéramos nosotros y solemos comprobar que son las empresas que mejor funcionan y evolucionan, independientemente de su tamaño, las que más demanda de servicios tecnológicos tienen.