La inestabilidad, tanto en los precios de las materias primas como en la energía eléctrica, están siendo uno de los mayores quebraderos de cabeza para las empresas, ya que deben calcular casi a diario costes de producción y confeccionar nuevos presupuestos.
Así lo explica un empresario del sector de la inyección y de los moldes de Ibi que compara las oscilaciones que sufre el precio del plástico con unas acciones en bolsa. “Cada pedido hay que revisarlo al día, asumimos el riesgo ya que solo podemos controlar el coste del plástico, el de la luz no”, afirma.
En este sentido, comenta que “a veces los clientes prefieren no fabricar una pieza a tener que adquirirla por encima del coste del producto final. Nosotros somos una empresa OEM (firmas que producen productos para que otras empresa los utilicen en sus propios productos), y nuestro cliente ya tiene cerrado el precio de venta al público por lo que hay pedidos que directamente deciden no producir ya que supondría pérdidas”.
Sobre los precios de las materias primas, Vicente Rodríguez, representante de varias empresas de venta de polímeros en España, explica que están disparados. Comenta que, actualmente, el precio de los plásticos técnicos (policarbonatos y resinas) se sitúa en los 2.000 euros la tonelada, “lo que supone el doble de como estaba hace un año; una auténtica locura”.
Pero el problema no está ahora solamente en el elevado coste sino, además, en la volatilidad de los precios, que está perjudicando seriamente a la producción.
Hace un año, recuerda Rodríguez, el principal inconveniente era la escasez, debido a la pandemia, y las empresas con mayores stocks y con contratos anuales de suministro lograron sortear mejor la crisis. Sin embargo, ahora, “esos contratos tampoco se están respetando y la situación empieza a ser complicada para muchas industrias que no pueden hacer frente al coste de los materiales”. Incluso los plásticos reciclados “han subido mucho”, agrega.
Si hace un año “todo era complicado, ahora estamos en la tormenta perfecta”. Se refiere Vicente Rodríguez al aumento disparado de los costes de la energía y del transporte, que están paralizando muchos proyectos industriales. “Hay empresas que han parado algunas máquinas, otras están ajustando horarios de producción y algunas ya están tramitando los ertes para los trabajadores”.
Precisamente, en el caso de la energía, muchas empresas han pasado a casi multiplicar por tres su coste. “Facturas de 5.000 euros que se pagaban hace un años, ahora alcanzamos los 12.000 euros en un solo mes”, explica el empresario del sector de la inyección. Pese a ello, añade, “a pesar de estos vaivenes del mercado y de que algunos proyectos antiguos han caído, mantenemos la producción ya que nos están entrado otros nuevos que equilibran la balanza.”
Preocupación en la patronal
Hace pocas semanas, la Asociación de Empresarios de la Foia ya expresó su preocupación porque las pymes de comarca están comenzando a resentirse debido a esta inestabilidad, “que están ahogando su competitividad y poniendo en riesgo muchos puestos de trabajo”.
Desde IBIAE recuerdan que, aunque el conflicto bélico en Ucrania está teniendo incidencia en la actualidad, el problema se viene arrastrando desde el pasado verano, cuando los costes energéticos comenzaron a subir de forma constante disparándose este mes de febrero “hasta cotas impensables no hace mucho tiempo”.
Otro de los elementos que ha distorsionado la actividad diaria de las empresas de la comarca es el incremento de las materias primas; sin embargo, para la patronal, el aumento de la energía supone un golpe difícil de parar por los empresarios. “Si no se toman medidas de forma rápida, se corre el riesgo del cierre de empresas y con ello la pérdida de muchos empleos”. Por ello, desde IBIAE confían en una rápida puesta en marcha de medidas que reduzcan los costes energéticos y de materias primas para que las empresas de la Foia de Castalla sean competitivas en un mercado que cada vez es más exigente en cuanto a precios y calidad.