La pandemia ha puesto las microeconomías patas arriba, y el comercio de cercanía y por supuesto las librerías de barrio de toda la vida no se han librado de sufrir este duro golpe de un virus que casi nadie vio venir. Ahora, el sector del libro se ha puesto como objetivo ser nombrado como servicio esencial.
La demanda del sector es todavía más lógica si cabe viendo la situación que se produjo durante el confinamiento de primavera cuando el estado de alarma obligó miles de librerías a cerrar a cal y canto los establecimientos mientras Amazon seguía operando. Una situación que generado dramáticas consecuencias en todo el gremio.
Países como Francia, México o Bélgica han adoptado medidas que han protegido este sector y dirigentes como la alcaldesa de Paría o Barcelona han llegado a hacer un llamamiento a los consumidores para que no compren en estas plataformas.
Ada Colau llegó incluso a afirmar que “nada de comprar en Amazon ni en en grandes plataformas que no solo no tributan, sino que no dan ningún valor añadido a la ciudad”.
Tal y como evoluciona la pandemia y viendo cómo en otros países se ha decretado el confinamiento domiciliario, no sería extraño que España se pueda volver a esa indeseable situación.
En ese caso, el Gobierno podría declarar el sector como esencial y proponer escenarios que permitieran abrir los comercios con limitaciones de aforo, cita previa o pedidos directamente hechos desde el domicilio.
Más de 75.000 firmas de apoyo
La campaña de apoyo ha recogido más de 75.000 firmas que han ido directamente a las puertas del Ministerio de Cultura y todo indica que se ha tomado buena nota de esta lógica y razonable petición sectorial, en caso de que la pandemia evolucionara desfavorablemente.
Con el comercio de cercanía
La incidencia de la crisis sanitaria en el sector del libro ha sido catastrófica este 2020 y otro confinamiento sería todavía peor. Por eso, apoyar a la librería de cada ciudad se hace imprescindible para mantener no solo el establecimiento abierto, también ayudará a mantener el empleo local, a la señora de la limpieza, a pagar la basura y el alquiler o el IBI y posiblemente, los que vivan de ello podrán irse a cenar al restaurante de la zona. No es un capricho. ¡Apoyemos a nuestros comercios de cercanía¡