Gracias a las donaciones tanto particulares como de empresas, el Museo de la Muñeca de Onil continúa aumentando su colección. Estas donaciones sirven para enriquecer el patrimonio. A veces también, como es caso la madrileña Inmaculada Carrero del Pozo, detrás encontramos historias curiosas.
Según explica el Museo de la Muñeca "Inmaculada se presentó con dos cajas grandes que para nuestra sorpresa van repletas de muñecas regionales de diferentes comunidades autónomas, diferentes materiales (celuloide, paño, feltre...) y otras diversos paises."
El origen de las muñecas lo encontramos en los viajes de Juan, padre de Inmaculada, quien viajante por todo el mundo, iba adquiriendo estas muñecas para regalárselas a su mujer y madre de Inmaculada, Toña. "Después de la muerte de su madre, a causa del Alzheimer, Inmaculada volvió a visitar el Museo de la Muñeca emocionada para rendirles homenaje a su madre y sus padre", detallan.
Detrás de cada una de las cincuenta muñecas dadas, Inmaculada relata una historia. "Esta muñeca es de panoja de maíz y la llevó mi padre de la antigua Checoslovaquia. Estas son escocesas y estos son guardias suizos del Vaticano..."