Hace solo dos semanas en este espacio reservado a la opinión del periódico se ponía el acento en la nueva situación social tras la relajación de las medidas sanitarias, especialmente las que afectaban al ocio nocturno. Era algo esperable y lógico, sobre todo después de un año de duras restricciones que han influido en los hábitos más cotidianos de los ciudadanos de todas las edades. Una normativa obligada por la crisis sanitaria que ha frustrado, sobre todo, a miles de jóvenes que han pasado los últimos 15 meses sin posibilidad de disfrutar de su tiempo de ocio y alterne social, tal y como lo hacían antes de que apareciera el covid-19. El levantamiento del estado de alarma y la paulatina apertura de los establecimientos de copas reabren otra vez el problema de las masificaciones durante los fines de semana en lugares de afluencia de público.
El malestar entre los vecinos afectados por esta situación es más que evidente. Botellones, aglomeraciones y alcohol son los ingredientes de siempre que una ‘simple’ pandemia no iba a alterar. Todo era cuestión de tiempo. El ocio nocturno en el interior de las ciudades es el eterno dilema con el que se enfrentan quienes tienen el deber de velar por el descanso de sus vecinos por un lado, y favorecer y facilitar el lícito ejercicio de la actividad hostelera por otro. Y por mucha educación que se aplique a un adolescente, dos copas pueden hacen olvidar los más elementales gestos de respeto y sentido común a cualquiera.
Los locales de ocio, que ya han tenido bastante con los cierres y demás limitaciones, tienen suficente con controlar su aforo y limitar el desmadre en la misma puerta de sus establecimientos, que no es poco. Y así volvemos a la cotidianidad de siempre, con los problemas habituales de toda la vida, agravado por un desbocado deseo de recuperar el tiempo perdido y con el virus todavía entre nosotros. Es eviente que la normalidad ha llegado en todas sus vertientes.
Mejor dicho vuelve a la subnormalidad,la C.Valenciana esta a punto de llegar al riesgo alto,con mas de 1400 contagios al dia,que sigan asi que antes de que acabe el verano,cerraran los locales de ocio nocturno de nuevo. Eso es para que los propietarios sigan con sus falsas doctrinas y explicaciones ante la insensatez y irresponsabilidad manifiesta de su clientela,les importa mas sus negocios que los contagios,y se aprovechan de los jovenes que les importa una MIERDA el Covid.
Los hosteleros no son policías. Deben de velar su propiedad y negocios. En la calle los policías que cumplan su obligación. Ya han cerrado bastantes.