Seguimos subidos a la cresta de otra nueva ola. Todavía quedan días festivos y reuniones familiares que compartir, por lo que si nadie lo remedia, enero traerá además de la habitual cuesta, una incidencia récord en nuestro país. Acabamos el 2021 en una situación similar que cuando comenzó en cuanto a número de contagios y restricciones, con la única salvedad de los centros hospitalarios todavía no están colapsados. Pero lo estarán. Y aunque el Gobierno y algunas comunidades autónomas se empeñen en no poner medidas más duras con el argumento de la economía, la presión en los hospitales seguirá aumentando y lo que es peor, los fallecimientos también. Ya es tarde para parar esta nueva escalada. Las medidas que deberían haberse tomado hace muchas semanas atrás o meses, no sirven ahora. Por esa razón nuestro país y media Europa sufren la tormenta perfecta. Estamos justo en el peor momento del año porque la inercia sigue llevándonos a celebrar todo tipo de saraos con amigos y familiares por encima de lo que los datos actuales aconsejan, sumado a la época invernal en la que estamos que no invita a pasar mucho tiempo al aire libre.
Somos testigos de una catarsis de medidas y contramedidas que solo alimentan la confusión en la que lleva instalada nuestra sociedad desde el minuto uno de esta pandemia. Tenemos una colectividad política que hace demasiadas cábalas antes de tomar un camino ante el peligro de su impopularidad. El estado español posee el dudoso mérito de tener 17 opiniones diferentes para afrontar esta amenaza que continua poniendo en jaque a todo el sistema sanitario y a la economía. Con estos ingredientes es normal que los ciudadanos estén hasta la coronilla de escuchar tanto disparate por parte de quienes deben de tomar las decisiones y comunicarlas de forma clara y sencilla, reconociendo errores, si los hubiera, para dejar a un lado sus intereres partidistas.
Volvemos a iniciar un nuevo año con el paso cambiado aunque con la esperanza de que esto pasará tarde o temprano. Dicen que lo que no mata te hace más fuerte, pero lo cierto es que el Sars-cov 2 ha convertido nuestra insignificante existencia cósmica en algo todavía más liviano y pasajero. Por lo que no nos queda otra que arrimar el hombro, abandonar los individualismos y hacer uso de todo nuestro sentido común para tirar hacia adelante. Con decisión, paciencia y voluntad saldremos de esta. Feliz año a todos. Cuídense mucho, seguiremos contándolo.