Si hace una semana comenzaba la sexta ola su crecimiento de forma algo titubeante, en los últimos cinco días, los registros sanitarios vienen a constatar que el nivel de contagios está siendo mucho más rápido, y de forma exponencial, que en otras ocasiones y cada día se duplican los contagios alcanzando cifras récord en muchos territorios del país. Un panorama que hace tan solo seis semanas a cualquier ciudadano de a pie le hubiera parecido imposible. Sacábamos pecho ante Europa por nuestro nivel de vacunación, nuestras medidas estaban siendo efectivas y un sinfín de triunfalismos con poco rigor y menos criterio científico que han venido a confirmar, una vez más, la catastrófica estrategia del gobierno y de las autonomías, que vuelven a ser engullidas por las consecuencias de una ola más.
Con este panorama, Pedro Sánchez ha comunicado que va a obligar al uso de las mascarillas en exteriores en la reunión con las presidentes autonómicos. Una decisión que lejos de ser poco efectiva, es prácticamente inservible para el objetivo que se persigue y en el momento en el que se encuentra la pandemia. No es entendible, entre otras cosas, porque las contagios están viniendo principalmente de los ambientes interiores, y la época invernal favorece todavía más la transmisión de este y de otros virus. No hacía falta reunir a todos los dirigentes autonómicos para soltar esta soberana inutilidad sin ir más allá de la cuestión. No se entiende por qué no se toman otras medidas. No es comprensible que los tests en España sean exclusivamente vendidos por farmacias y a un precio abusivo. Tenemos países europeos, como Holanda, Bélgica o sin ir más lejos, nuestro vecino Portugal, donde estos tests de antígenos se pueden encontrar en los supermercados cuatro veces más baratos que en España. Se nos ha olvidado la ventilación en los espacios interiores, los filtros de aire, los medidores de C02…Lo hemos fiado todo a la vacunación y nos la hemos vuelto a pegar.
Exactamente por las fechas en la que nos encontramos, la situación es imparable. Ya no sirven las medidas de urgencia y se volverá a las restricciones más duras. Al tiempo. Solo cabe esperar que esta nueva sacudida del Sars-Cov2, y la variante surafricana, no bloquee los hospitales y las UCIS y no deje más datos para la estadística.