Arranca la Semana Santa más esperada. A diferencia de la festividad del año pasado que cogió a toda España con el paso cambiado y con una abrumadora cifra de contagios a causa de un virus que apenas se conocía, esta vez miramos estos días con una mezcla de resignación y frustración. Tendremos que conformarnos con viajes por el interior de nuestras comunidades y celebrar las liturgias religiosas desde nuestros respectivos balcones. Nos guste o no, la evolución de los contagios sigue aumentando y la presión hospitalaria también. Y esto significa que estamos a la vuelta de la esquina para volver a endurecer las restricciones como ya está haciendo en algunas comunidades autónomas.?Que no se pueda viajar entre territorios y sí se pueda hacerlo desde países europeos invita a pensar que esta contradictoria medida sigue hilada con la sucesión de errores e imprecisiones que se han ido cometiendo durante estos doce meses de pandemia. Solo nos queda aprovechar estas jornadas de pasión para rezar lo que sepamos y hacer un ejercicio de responsabilidad social para amortiguar la cuarta ola del virus. Amén.