Por José Luis Fernández Rodrigo
Un ejercicio sano que me gusta practicar consiste en leer en los medios de comunicación las “contranoticias”, es decir, noticias que se deducen de otras noticias. Un ejemplo de actualidad es el acuerdo CETA de libre comercio entre Europa y Canadá, que me suscita la pregunta: pero, ¿quedaban aranceles? Resulta que los europeos somos los “primos” en la broma esta del libremercado mundial, donde se pueden importar de China y de cualquier país todo tipo de mercancías fabricadas por semiesclavos, sin mayor barrera, pero resulta que para exportar a Vancouver una tableta de turrón artesano de Jijona producido con personal con contrato fijo -discontinuo, eso sí- póngamos por caso, pues va a ser que no.
Tanto liberalismo que se cacarea desde el otro lado del Atlántico, la cuna del Credo de Adam Smith, pero todo eso está muy bien para aplicárselo a los demás. Tal vez lo haya mencionado ya en algún artículo anterior, aunque conviene recordar que el jamón ibérico, uno de los alimentos más sanos al menos en lo que se refiere a higiene, porque está curado con sal y no necesita conservarse en frigorífico, además de que salta a la vista si estuviera en mal estado, hasta hace poco no se podía vender en Estados Unidos ni siquiera pagando aranceles. Con la excusa de la salud por tratarse de algo crudo, el pata negra estaba vetado, lo que huele más bien a intentar que no lo caten los norteamericanos y se haga popular, aburridos como deben estar muchos de la dieta de la hamburguesa y los “hot dogs”.
En definitiva, que los serios de la Unión Europea se tragan en Bruselas el timo este de la Organización Mundial de Comercio, dejando que aquí entre de todo, mientras las multinacionales yankis y canadienses tienen bien protegidos sus mercados nacionales.
Para colmo, desde los sectores críticos de este lado del charco alertan de cientos de miles de empleos destruidos por estas latitudes si sale adelante del CETA y el TTIP, los dos estupendos acuerdos comerciales para globalizarnos un poco más. Como siempre, ni una palabra de globalizar las condiciones de trabajo.
Qué frase más memorable en el programa televisivo “Locomundo” del gran David Broncano, aunque la afirmación salió de la boca de Quequé: “Cuando robas a una empresa, es delito federal; cuando la empresa te roba a ti, es reforma laboral”. Que tomen nota Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, por orden cronológico, nada más.