El alcance de la enorme labor que realizan Cruz Roja y Cáritas, concretamente las asociaciones locales de la comarca, es algo que solo se puede conocer desde dentro. Con la pandemia todavía coleando, el trabajo y la coordinación de estas dos entidades locales se hacen todavía más urgentes y necesarias ante la actual situación. La crisis del coronavirus ha puesto de relieve, todavía más si cabe, la urgente necesidad de muchas familias que por diferentes circunstancias atraviesan momentos muy complicados. No solo migrantes, también vecinos todas las localidades de la comarca que se han visto sorprendidos por una pandemia cuyas graves consecuencias nadie esperaba. Después de más de un año desde el inicio de esta situación global, Escaparate vuelve a poner el acento en estos dos colectivos locales que, de forma discreta e incesante, siguen sumando ayudas que ya alcanzan a 2.200 personas cada año en la comarca.
En el caso de la Cruz Roja, la protección va mucho más allá de la entrega de alimentos. En la entidad local se realizan trabajos de acompañamiento para la búsqueda activa de empleo, asistencia y acompañamiento social, talleres de ahorro energético, entre otras acciones que pretenden romper el círculo de pobreza en el que muchas familias se encuentran. Actualmente, más de 170 voluntarias y voluntarios, 63 empresas, medio centenar de donantes particulares y más de 1.500 socios hacen posible que todas estas líneas de ayuda lleguen a residentes en situación precaria en las poblaciones de Ibi, Castalla, Onil y Tibi.
En Cáritas también se preocupan de otras necesidades además de la entrega de alimentos. Este colectivo benéfico actúa en otros campos como la ayuda con el recibo de la luz, la adquisición de libros para el colegio o el alquiler de vivienda. Unas tareas que de forma altruista realizan decenas de voluntarias cada día para que muchas de estas familias puedan llegar a fin de mes.
La crisis sanitaria y su efecto en la economía ha destapado algunas de las carencias que escondía nuestra ‘avanzada’ sociedad. La fragilidad de aquellos que por distintas circunstancias han sufrido el fuerte impacto de la pandemia ha tenido, concretamente en nuestra comarca, una respuesta social extraordinaria. La implicación y el compromiso de los miles de vecinos que han arrimado el hombro ante semejante coyuntura demuestra el nivel solidaridad e integración social que existe en la Foia de Castalla. No cabe duda.