Vicente Carbonell, abogado de Ibi
El pasado jueves, asistí y participé en la Asamblea de la Asociación de Empresarios de la comarca de la Foia de Castalla, Ibiae, donde su presidente, en su hospitalaria alocución, pero obligada llamada de atención sobre el entorno local, nacional, y en lo que afecta a éstos, el internacional, hizo mención, entre otros aspectos, al riesgo de aumento de la morosidad ante las diferentes fuentes de crisis que castigan a las empresas de esta zona: falta o retrasos en el suministro de materias primas, aumento del coste de éstas y de la energía, dificultades logísticas y varios etcéteras. Y con mucho tino no solo se refería a la morosidad en que puede incurrir nuestro cliente, del que a estas alturas nos fiamos, sino porque es a nuestro cliente a quien le pueden impagar e impedir que nos pague.
A partir de esta reflexión, observé los últimos índices de morosidad publicados, que se sitúan en el 4,3% el de la morosidad bancaria, con alerta del Banco de España (según unos medios) de un repunte al tiempo del vencimiento de los préstamos ICO concedidos desde la pandemia del COVID 19. Por su parte y a la vista de la página de la principal compañía aseguradora de Crédito, y en referencia a los índices de créditos de dudoso cobro, observo que el 4,3%, con ser superior a la media del entorno europeo, no se encuentra en los umbrales de los índices que ha tenido este país en los últimos años, como del 10,4% en 2012, pasando por el 9,1% en 2016 y moderándose al 4,8% en el año 2019 previo a la pandemia (recordemos oficialmente datada en marzo de 2020).
Lo cierto y verdad es que, todas las autoridades autorizadas, a nivel nacional y supranacional están alertando sobre el advenimiento de recesión, de la que la inflación es una embajadora. Así que estas líneas van destinadas a alertar sobre las cautelas que mi lector debe adoptar, que no por sabidas son seguidas. Conviene pues reducir el riesgo a clientes o suministros no asegurados en nuestra póliza de Crédito (que desde luego se recomienda ahora más, y antes de que suban la prima); conviene documentar correctamente pedidos, entregas de mercancía (albaranes o reports de transporte), facturas y el propio impago en caso de producirse; y finalmente conviene vigilar con habilidad a nuestros clientes para conocer su situación en todo momento y cualquier incidencia cuanto antes.