Por Susana Hidalgo, secretaria general del PSOE de Ibi
Seguramente los nuevos resultados electorales no han dejado satisfechos a ninguno de los partidos políticos y a los votantes en general.
La repetición de elecciones se ha llevado con cierta indignación, aunque en otros países como Francia o Finlandia, entre otros, una segunda vuelta es lo estipulado, algo que por un lado garantiza la gobernabilidad y por otro perjudica a los partidos minoritarios. La justicia plena no existe en ningún sistema electoral.
El bipartidismo que ha sido la tónica en nuestro país durante muchos años de democracia, ha pasado a la historia con la aparición de dos nuevos partidos mayoritarios, aunque los resultados han mostrado que la diversidad siempre cuaja más en el bloque de izquierdas, pese a que las coincidencias programáticas son elevadas.
La pregunta del millón ahora es de qué ha servido este cambio si algunas fuerzas políticas se muestran incapaces de pactar. Todo pasa por ver más allá de las propias narices y sumar esfuerzos, asumiendo renuncias, claro está, y en esto último está lo complicado.
A nuestro juicio y respetando la voz del pueblo, es incomprensible que los partidos políticos que más se han esforzado por conseguir un consenso, alcanzando un pacto de investidura (que no de gobierno), a base de cruzar los programas electorales y sumar lo que sí se podía sumar, hayan sido penalizados electoralmente.
Que el partido con el mayor número de imputados y de casos de corrupción a todos los niveles (corrupción sistemática) sea el más votado y amplíe su ventaja, es inexplicable para los que somos críticos con lo propio y lo ajeno. Se ha enviado un mensaje nefasto a nuestros jóvenes: “Los tramposos ganan”. Lo cierto es que recompensar a los corruptos, recortadores insaciables de derechos y manipuladores de lo público para beneficio privado, perjudica gravemente la salud democrática de este país que sufre una dolencia que corre el riesgo de convertirse en una enfermedad crónica.
El Partido Socialista ha resistido, contra viento y marea, todos los ataques frontales, laterales y a veces de retaguardia, de los que deberían ser sus compañeros de barricada, auspiciados por algunos medios de comunicación servilistas que, sin ningún tipo de complejo, han hecho de su capa un sayo.
Los socialistas tenemos una nueva oportunidad para luchar por todo lo que hemos defendido, por avanzar en la recomposición de todo lo que hemos construido en este país, hoy pisoteado por la derecha europea y española.
Tenemos de nuevo la oportunidad de crecer y aprender de los errores. A pesar de todos los pesares, si queremos ser útiles para la sociedad, los que han sido generosos en estos días, tendrán que seguir siéndolo, los egoístas deberán dejar de serlo, los desengañados de la política harían bien en hacer un esfuerzo y abandonar su aprendido inmobilismo, y los oportunistas puede que tengan su última oportunidad de retractarse y hacer algo por el bien común. Esto vale tanto a nivel nacional como a nivel local. Todos deberíamos sumarnos para luchar contra las políticas de la derecha, la ibense, la valenciana, la española, la europea y la mundial. Este país, el nuestro, el de todos, lo merece.
En todo este proceso, el Partido Socialista tiene un papel importante, aunque insuficiente por sí mismo. Si no se logra un consenso de fuerzas de cambio, el PP volverá a gobernar y muchos responsabilizarán de esto al PSOE (como siempre, como en todo). ¿A alguien se le ocurrirá pensar que la culpa la puedan tener los 8 millones de españoles que han votado al PP? Parece un hecho que a algunas formaciones políticas se les perdona todo y a otras no se les perdona nada. Es lo que tiene la izquierda, que es más crítica.
Hay mucho que analizar y corregir dentro y fuera de nuestras filas, por supuesto. Desde la Agrupación de Ibi estamos dispuestos a defender todo aquello en lo que creemos, delante de quien haga falta, como hemos hecho siempre. Hemos trabajado, seguimos trabajando y trabajaremos al pie del cañón. Estos son los tiempos que nos toca vivir, con todas sus contradicciones e incertidumbres. Lejos de bajar los brazos, hay que seguir con más fuerza porque la lucha continúa.