Paula Molina*. ONIL
Todos los 24 de diciembre, día de Nochebuena, los colivencs salen a la noche para rodar sus tradicionales fatxos. Esta bonita e imprescindible costumbre del pueblo de Onil lleva con él muchísimos años, tantos que si preguntamos a sus mayores nos dirán que ellos de niños ya los rodaban.
La tradición viene seguida con ciertas costumbres que los ciudadanos realizan con gusto. Estas son cosas como subir a la sierra a confeccionar sus propios fatxos y compartir ese momento con amigos.
Los fatxos son una especie de teas hechas y decoradas con esparto verde y esparto seco (totxa), el cual recogen días antes de Nochebuena en la Sierra de Onil. Se realizan de manera artesanal por los colivencs y podemos encontrar, desde los más pequeños a los más mayores, numerosas personas que saben hacerlos.
Con el esparto seco se monta el fatxo, uniéndolo con el esparto verde y acabándolo con una trenza de este mismo, por la que se coge y se rueda el fatxo hasta que se consume por el fuego, haciendo forma de molinillos con él.
Se trata de una tradición centenaria que comenzó como una celebración pagana donde los pastores hacían estas teas en la sierra para iluminarse y dar calor en sus hogares durante el frío. Más tarde se convirtió en una tradición religiosa, tomando el fuego como elemento purificador y como ofrenda, símbolo de dar calor al Niño Jesús o Jesuset.
La noche de los fatxos, tradición ancestral, marca el inicio de la Navidad en la pequeña localidad alicantina. Junto a ellos se encuentra la costumbre de pedir el aguinaldo y cantar villancicos por las calles del municipio. Tanto niños como mayores se encargan de continuar esta fiesta característica del pueblo colivenc.
Además, en la plaza Mayor, epicentro de la festividad, se reparten fatxos gratuitamente para aquellos que no lleven uno hecho personalmente y se realizan concursos de fatxos artísticos, con cuatro premios diferentes: al fatxo más ?grande que pueda rodarse y al más pequeño, y a la persona más mayor y más pequeña que los ruede.
Está claro que esta tradición seguirá con el pueblo de Onil muchos más años, manteniendo el espíritu que la Navidad trae a sus habitantes, como ha sido desde hace más de cien años hasta el día de hoy.
*Paula Molina es alumna de 2º de Bachillerato (Ciencias Sociales) en el IES La Creueta de Onil.
Me gusta mucho como esta redactada esta noticia. En cuanto al contenido histórico y etnografico del texto tiene algunas lagunas propias de la desinformación que tenemos los colivencs de este tema. Te suguiero con todo el cariño que consultes la ponencia y conferencia que el historiador Rafael Garcia Berenguer hizo hace unos años a cerca dels fatxos. Enhorabuena por tu articulo.