La concejalía de Bienestar Social, competencia de la edil María Jesús Navas, organiza la proyección de la película 'Sufragistas', dentro de los actos del Día de la Mujer. La película podrá verse el viernes 9 de marzo a las 20:00 horas en el Centro Cultural. La entrada es gratuita.
«Toda reivindicación encaminada a la igualdad real, constituye una consolidación de aquello que iniciaron nuestras antecesoras, y ahora nos toca defender y luchar. Esta lucha supone un cambio educativo que está en nuestras manos, en todo aquello que hacemos y decimos cada día, y que debemos reclamar y protestar, analizar y modificar, para que ninguna de nosotras, así como nuestras hijas y nietas sufran el significado del término desigualdad por nacer mujer.
M. Jesús Navas
Desde la Concejalía de Bienestar Social, te invitamos a participar en las propuestas del día internacional de la mujer y que comenzamos con la proyección el viernes día 9 de la película 'Sufragistas' (entrada gratuita).
Esta película tiene mucho que ver con Emmeline Pankhurst (1858-1928), activista política británica y líder del movimiento de las sufragistas que luchó por el derecho de las mujeres a votar en Gran Bretaña, a comienzos del siglo veinte. Sus luchas tuvieron una especial complejidad, con frecuencia basadas en tácticas de naturaleza incluso algo violenta, dada las frustraciones del movimiento ante la rigidez del sistema para aceptar sus demandas. Sin embargo, en general se basaron sus luchas en métodos de resistencia civil, que eventualmente lograron el apoyo suficiente como para que se lograran los objetivos deseados. En verdad, ha sido larga la lucha para que las mujeres lograran el derecho al voto. En 1957, se concedió tal derecho a las mujeres en Colombia. En Arabia Saudita las mujeres pueden votar y presentarse como candidatas a las elecciones municipales a partir del año 2015 y ser designadas miembros del Consejo de la Shura, el órgano asesor de la monarquía. Con todo, en sociedades como las de Arabia Saudita todavía se limitan mucho los derechos de las mujeres en la vida pública y privada. No pueden viajar, conducir, tener trabajos remunerados, recibir educación superior ni casarse sin el permiso de un tutor varón.
De alguna manera, Las sufragistas es un intento bien logrado por describir cómo se tejen en un movimiento los hilos del liderazgo y las sutiles conexiones entre todos los involucrados: Son muchas las cosas que han de suceder para que la represión, el sentido común y la indiferencia reinantes no apabullen a este tipo de organizaciones. Ellas deben funcionar en un ambiente extremadamente hostil y tienen que ser muchas las relaciones y las interacciones para que no se apague la llama que las impulsa. El filme muestra que ocurre una combinación entre al menos tres factores: la evidente injusticia subyacente en la situación que se quiere cambiar; el liderazgo capaz y estratégico, que desarrolla poderes simbólicos, de organización y, naturalmente, el compromiso de muchas personas enamoradas de la causa, dispuestas a hacer una multitud de pequeñas o grandes tareas, de asumir sacrificios personales y de experimentar el sufrimiento. Señala también la película cómo se van dando ciertas circunstancias y cómo el ambiente va evolucionando como resultado de las acciones del movimiento. Es evidente que el movimiento funciona porque se mueve, porque no se queda en las palabras y en la ideología y esta era la idea central de Pankhurst. Como resultado de las acciones, se generan las respuestas del sistema represivo. Como éste no las tiene todas consigo, se generan respuestas desproporcionadas e injustas, las cuales alientan todavía más a la organización que lucha por un mundo mejor.
Todo esto se describe bien. Las escenas de los ambientes de trabajo industriales a los que estaban sometidas las mujeres asalariadas de la época, bajo condiciones de inseguridad, horarios extremos, machismo, menosprecio y humillación, se convierten en caldo de cultivo para que muchas de ellas se atrevan a convertirse en sufragistas, aunque sea como símbolo de la búsqueda de algo mejor. Para ello tienen que vencer miedos y presiones y experimentar las habladurías y las groserías de sus compañeros de trabajo. No era fácil tampoco la situación en el hogar. La mujer trabajaba por necesidad, y debía atender la casa, a los hijos y los caprichos e inseguridades de sus maridos, aún en los casos en los cuales se daba un sincero amor de pareja. Era vital que hubiera dos salarios por hogar, y volverse activista implicaba muchos riesgos económicos y personales.
Ya vencidos los miedos y dados los pasos hacia volverse una mujer sufragista, había que asumir las tareas de la organización y aceptar como inevitables la cárcel, las huelgas de hambre y las consiguientes alimentaciones forzadas, las presiones moralistas, el desempleo y el menosprecio de vecinos y familiares. ¿De dónde sale la energía y la capacidad para asumir estos retos? Se combinan las circunstancias y las acciones, se refuerzan los lazos personales y se aceptan los retos. Y cuando menos se espera, se dan momentos mágicos, instantes simbólicos, y el personaje se crece y deja huellas. Es la capacidad de trascendencia que transforma a las personas y las convierte en protagonistas de sus vidas, de sus historias y de sus ambientes.
Para tejer todas estas relaciones en Las sufragistas nos cuentan la historia detallada de Maud, una joven mujer trabajadora, sencilla y humilde, casada y con un hijo, protagonizada por la excelente actriz británica Carey Mulligan, y retazos de la historia de Edith New, una mujer mucho más intelectual y e independiente, protagonizada por otra gran actriz, Helena Bonham Carter. Pero también nos muestra pinceladas de valentía y de heroísmo de varias otras decididas mujeres (y de algunos hombres también), soldados de a pie, que literalmente se atraviesan al impetuoso y peligroso galopar del status quo y de las costumbres imperantes, haciéndolo tropezar, haciéndolo caer en cuenta, hasta lograr el objetivo».