101 kilómetros en 19 horas, 15 minutos y 19 segundos. Caminando, sin ningún descanso. Una promesa que hizo cuando su hijo menor entró en lista de espera para recibir un trasplante cardíaco. Una promesa de dos pero que no pudo cumplirse por el fallecimiento de David. Dos años después de aquella promesa, este padre coraje de Ibi la ha hecho realidad. El reto de José Fuster está dedicado a todas las personas que han decidido ser donantes de órganos.
Ana Quevedo. IBI
El reto del ibense José Fuster era recorrer caminando los 101 kilómetros de la Legión en una complicada orografía de la comarca de Ronda (Málaga) junto a su hijo David. La promesa entre padre e hijo se hizo en una habitación del hospital La Fe de Valencia mientras David esperaba un trasplante de corazón. David falleció en marzo de 2017, una semana antes de cumplir los 17 años. Aquella promesa no pudo cumplirse y, ahora, dos años después de aquella promesa, José caminó los 101 kilómetros el pasado 12 de mayo.
José, en memoria de su hijo, dedica su llegada a meta a todos los donantes de órganos, porque “toda la gente que decide donar sus órganos sí que son verdaderos héroes”.
Durante el 2017 se realizaron un total de 5.261 trasplantes en España, de los que 590 tuvieron lugar en hospitales valencianos. Cifras que, afortunadamente, van in crescendo año tras año. “Estamos enormemente agradecidos al donante de David. Gracias a su generosidad hizo posible que tuviese un año extra de vida”. Durante ese tiempo, el joven David descubrió “subir escaleras sin cansarse, correr, montar en bici o simplemente decir una frase sin necesidad de respirar”, explica su padre.
José, junto a su mujer, María Jesús, reflexionan sobre la donación de órganos, y es que “mientras una familia está en la sala de espera de un hospital con esperanza y alegría de que todo va a mejorar, otra familia está rota de dolor en un tanatorio”.
José no duda ni un segundo en afirmar que su hijo estuvo con él durante toda la carrera: “Cuando quedaban unos seis o siete kilómetros ya no podía más, el dolor en piernas y pies era inmenso. Y no sé cómo, me entró una fuerza y continué caminando. Fue una carrera de dos”. José, que fue legionario durante un año en Melilla (Tercio Gran Capitán I de la Legión II bandera y VI compañía), recuerda una de las frases míticas de la Legión: “El dolor es temporal, la gloria es eterna”.
La carrera de la Legión le ha cambiado la vida: “Cuando crucé la meta sentí un cúmulo de emociones, como alegría, porque había conseguido cumplir la promesa que un día hice con mi hijo; tristeza, porque era algo de dos; y subidón de ver a mi familia allí”.
Por esta razón anima a todas las personas que están pasando por situaciones difíciles a que hagan deporte, porque “se van a sentir mucho mejor, no solo física sino mentalmente”.
La prestigiosa marcha de los 101 kilómetros 24 horas de la Legión se caracteriza por su extrema dureza: “Cuando llevaba recorridos 35 kilómetros vi que tenía cuatro ampollas en los talones. Seguí caminando hasta el kilómetro 50, donde me las curaron. En ningún momento se me pasó por la cabeza abandonar. Si mi hijo aguantó 17 años, yo tenía que conseguirlo. En mis planes no estaba la idea del abandono”.
En tan solo tres meses José se ha preparado por los alrededores de Ibi para esta legendaria carrera (con 8.500 participantes, entre marchadores, corredores y ciclistas). Una de sus rutas consistía en llegar al Barranco de los Molinos, seguir hasta el Serrallo y la Font Roja, los túneles de Alcoy y regresar a Ibi (45 kilómetros); mientras que el trayecto más corto era subir hasta Villalobos, continuar por Santa Lucía y terminar en la ermita de San Miguel (10’5 kilómetros).
¿Cómo hacerse donante de órganos?
España es líder mundial en trasplantes de órganos. Está a la cabeza desde hace 26 años y casi dobla la media de donantes de órganos del resto de países europeos.
Para ser donante de órganos tan solo hay que solicitar la tarjeta de donante a la Organización Nacional de Trasplantes (ONT). Los datos quedan registrados en la ONT pero sin valor legal. Por ello, la familia y allegados serán los que autoricen la extracción de órganos tras el fallecimiento del donante.