Si hace unos días nos indignábamos con la noticia del estafador de taxistas, cuyos tentáculos habían llegado incluso a Castalla, quedándose con casi 500 euros del fruto del trabajo de Miguel Ángel Sánchez al frente de su taxi, ahora no podemos más que alegrarnos por la reciente detención de este sujeto por parte de la Policía Nacional.
De estar en busca y captura, este individuo de origen cubano (lo mismo da su procedencia, puesto que sinvergüenzas los hay de todas las nacionalidades) ha pasado a estar detenido en una celda a la espera de juicio. Un juicio que corresponde sólo a una de las decenas de denuncias presentadas por otros tantos estafados. O sea, que le puede caer la del pulpo, y bien merecido que se lo tendría.
Su rebuscado modus operandi, propio del mismísimo Maquiavelo, le ha permitido vivir de la sopa boba gracias al trabajo honrado de los miembros de un gremio que, ya lo decíamos la semana pasada, no atraviesa por su mejor momento, como tantos otros.
Sería deseable, eso sí, que este personaje no quedara en libertad a las primeras de cambio, por obra y gracia de un sistema judicial que en ocasiones más bien parece que ampara al delincuente mientras deja a las víctimas tiradas en la cuneta. Que no sea éste el caso.
Por otro lado, las aguas bajan revueltas en Onil tras el rechazo, por parte del equipo de gobierno, de una moción presentada por Compromís para que el castellano y el valencià tengan el mismo tratamiento en el Ayuntamiento, de modo que toda la documentación oficial esté escrita en ambas lenguas, oficiales las dos en la Comunidad Valenciana.
Con las arcas municipales en rompan filas, hay que tener muy en claras las prioridades a la hora de gastar el poco dinero con que cuenta el Ayuntamiento. Claro que hay que defender y promover el uso de la lengua valenciana, pero si no se puede, pues no se puede. Una cosa es el querer y otra muy diferente es el poder. Y, en este caso, no tenemos ninguna duda de que todos los grupos municipales quieren, pero no se puede. No es un ataque al valencià, como han dicho algunos; es, simplemente, un baño de realidad.
Habría sido muy fácil haber votado todos que sí y luego no haberlo cumplido. Así se hubieran ahorrado muchos comentarios airados, demagógicos y pasados de vueltas, incluso insultos, que han pululado por Onil y las redes sociales.
Si más adelante se pudiera hacer, no dudamos de que se hará. Tiempo al tiempo.
Temps al temps... i així portem trenta anys, trenta, des que es va aprovar la Llei d'Ús i Ensenyament del Valencià. Però, no passa res, donem-li temps al temps.