Siempre se ha dicho que el movimiento se demuestra andando. Al contrario de lo que ocurre en Madrid con los grandes partidos, que de tanto dar vueltas sobre su propio eje ya producen náuseas, en los pueblos pequeños los políticos deben mirar por sus vecinos, sean de la edad que sean, y velar por hacerles la vida más fácil y agradable.
Por ello, siempre son dignas de destacar iniciativas como el acto de entrega de premios a los méritos deportivos que se celebró el viernes 8 de julio en Castalla, donde cientos de personas se dieron cita para aplaudir a medio centenar de deportistas de la localidad que, por uno u otro motivo, han destacado este año. Es la forma correcta de implicar a todo un pueblo e ilusionar a los más jóvenes que, con este tipo de actos, se sienten arropados por sus instituciones, en este caso por su ayuntamiento.
Estos reconocimientos, estos aplausos entusiastas, animan a los deportistas a seguir esforzándose para superarse día tras día, cada uno en su respectiva disciplina deportiva, que de todo hay, desde fútbol sala y baloncesto hasta billar y judo, pasando por escalada, natación, ciclismo, atletismo y pilota. Castalla no podía ser menos en esta comarca donde el deporte brilla especialmente.
A partir de ahora, cada año los deportistas de esta localidad tendrán su merecido reconocimiento, unas veces en forma de Gala del Deporte y otras entregando estos premios al mérito deportivo. Puede que, al igual que ocurre con las sesiones informativas que el equipo de gobierno celebra regularmente, haya sectores políticos o sociales que tachen este tipo de actos de populistas y teatreros, incluso a la caza de un rédito electoral que aún queda bastante lejano. Cada uno es libre de pensar y criticar lo que quiera y verlo como mejor le parezca, pero entre hacer algo y no hacer nada, no hace falta decir cuál es la mejor opción.
Dejando a un lado el acto enfocado a los deportistas y centrándonos ahora en las sesiones informativas puras y duras, es una pena que, para una vez que la política baja al pueblo y se da opción a los vecinos de conocer lo que se está cociendo en el Ayuntamiento, sean tan pocos los interesados en acercarse a estos actos, aunque sea con espíritu crítico.
Nunca antes ha habido tanta transparencia en el Ayuntamiento de Castalla, y más que habrá, pero la reacción vecinal es tan incomprensiblemente tibia que puede llegar a provocar desaliento. Se impone ser pacientes y pertinaces y, tarde o temprano, habrá resultados positivos. O, al menos, así debería ser. Tiempo al tiempo.