Por quinto año consecutivo, y con un establecimiento participante más que en la pasada edición (31 en total), durante todos los fines de semana de noviembre (de viernes a domingo) se celebrará la Ruta de la Tapa-Tapeando Castalla, cuyo funcionamiento es más que conocido: se trata de recorrer los locales adheridos a esta promoción y degustar sus propuestas culinarias, a razón de dos por local, obteniendo con cada consumición un sello en el Tapaporte. Con cada seis sellos se obtiene una participación en el sorteo de tres premios: un fin de semana para dos personas en el balneario de Marina d’Or, un ordenador portátil y un altavoz inalámbrico con bluetooth. El primer premio está patrocinado por los establecimientos participantes, mientras que de los otros dos se encarga el Ayuntamiento.
En esta ruta gastronómica hay propuestas para todos los gustos, desde la habitual caña+tapa hasta cafés, combinados y postres, siempre al precio de dos euros.
La elaboración de las tapas y el resto de propuestas está cada año más cuidada y son cada vez “más sabrosas y vistosas”, según la edil de Turismo, Maite Gimeno (PSOE), quien destacó el carácter “pionero” a nivel provincial de la Ruta de la Tapa de Castalla, cuya primera edición se celebró en 2013 con la intención de “dinamizar uno de los meses más difíciles para la hostelería”.
Asimismo, Gimeno afirmó, durante el acto de presentación, que la Ruta de la Tapa de Castalla es “un referente” cada año para el resto de localidades de la comarca y la provincia que organizan propuestas similares.
La edil recordó que el año pasado se sirvieron 16.800 tapas y que en esta edición se intentará alcanzar las 20.000, gracias a una potente campaña publicitaria en los medios de comunicación más importantes de la provincia de Alicante y el reparto de 6.500 tapaportes y 500 carteles por todas las oficinas de turismo.
Por su parte, el alcalde, Antonio Bernabeu (Cs), rememoró “el despegue de la industria en Castalla”, equiparando aquellos tiempos a lo que ahora está ocurriendo con la hostelería y el sector servicios, de modo que “en unos cuantos años podremos contar en Castalla con un apetitoso pastel de cara al turismo, formado por hostelería, cultura, historia, patrimonio y gastronomía”.
Tanto el primer edil como la responsable del área de Turismo coincidieron en animar a los hosteleros que aún se muestran reacios a participar en la Ruta de la Tapa a que “hagan un esfuerzo y no lo vean tanto como un negocio sino como una promoción y una publicidad a nivel provincial, con ciudadanos de otros municipios que vendrán a conocer sus locales”.
Maite Gimeno explicó que las impresiones de los hosteleros participantes “son buenas y están contentos”, pero “hay que hacer algo más”, por lo que sostuvo que hay que analizar los fallos y aciertos para mejorar cada año. En este sentido, se están estudiando nuevas fórmulas para la Ruta de la Tapa, como la venta de tiques o bonos con varias consumiciones.
Ruta gastronómica en febrero
Al igual que noviembre, febrero es otro de los meses negros para la hostelería, por lo que Gimeno anunció que se está sopesando la puesta en marcha de una ruta gastronómica de invierno para el segundo mes del año.
Una vez estén todos los detalles perfilados, la propuesta se explicará a los hosteleros para conocer sus impresiones. En este sentido, el alcalde prevé que esta iniciativa suponga “un revulsivo importante” para el sector hostelero de Castalla.