Mientras media España anda revuelta con la aparición de los papeles de Panamá (luego hablaremos de ellos), los empresarios y trabajadores honrados de nuestra comarca, que cumplen con Hacienda como todo hijo de vecino, tienen que seguir buscándose las habichuelas con esfuerzo y constancia.
Por ello, recibimos con entusiasmo y optimismo la noticia de un adelanto en el inicio de las obras de la subestación eléctrica que estará ubicada en Castalla y dará servicio a toda la Foia.
Ya hemos constatado en varias ocasiones que la escasez de potencia en esta comarca está impidiendo su desarrollo industrial, con polígonos más desiertos que Gobi (allí falta agua y aquí luz). Esta perentoria situación desanima también a numerosas empresas, tanto españolas como extranjeras, a la hora de instalarse por estos lares, una decisión arriesgada de todo punto tal como están las cosas.
Tras numerosas protestas, y hasta una denuncia, parece que por fin se nos está tomando en serio. La novedad, como reza el titular principal de nuestra portada de esta semana, es que Iberdrola adelanta a septiembre el inicio de las obras de la primera subestación, de las dos que hay previstas en Castalla. Así, tras las Fiestas de Moros y Cristianos de esta localidad, que son a primeros de septiembre, comenzará a construirse una planta eléctrica de 132 kilovatios que entrará en funcionamiento durante el primer semestre de 2018, insuflando el tan necesario chute de energía que la industria de nuestra comarca necesita.
Pero eso no es todo, puesto que para el primer semestre de 2019 está prevista otra subestación, también en el término municipal de Castalla. Aquella planta tendrá 220 kilovatios y, con ella, definitivamente se acabará cualquier atisbo de carencia energética en la Foia. Son previsiones esperanzadoras que hacen ver la luz al final del túnel a muchos empresarios. Ahora sólo falta que de la teoría se pase a la práctica y se recupere el esplendor empresarial del Valle del Juguete.
Respecto a los papeles de Panamá y los fraudes a Hacienda, el más sincero y acertado ha sido Bertín Osborne, con su chulería habitual de señorito andaluz. Montó la empresa en Panamá porque le dio la gana y para pagar menos impuestos, como todos. Pero él al menos lo ha reconocido, no como otros que no saben, no contestan, no se acuerdan o no les consta. La dimisión o el cese del ministro Soria debería ser inminente y fulminante (¡qué menos!), por mentiroso y desmemoriado.