Familiares y muchos amigos de Frank Abel Dopico llenaron el 29 de julio el teatro de la Casa de Cultura de Castalla donde se le rindió un homenaje póstumo al poeta cubano, que residió durante quince años en esa localidad. Fue un emotivo y entrañable acto, conducido por el castallense Carles Durà, director de la escuela de adultos de Ibi y gran amigo de Dopico, que “buscaba hornar la memoria de Frank, su valiosa impronta, revivir su seductora compañía, su atrayente mirada...y, de paso, levantar al viento la voz de un poeta, de un hermano que nos dejó para la eternidad una fascinante antología de versos y símbolos, de besos y estimas”, en palabras del propio Durà.
El homenaje estuvo acompañado de imágenes de Frank con familiares y amigos, de fragmentos de vídeo de actuaciones y conferencias que el poeta realizó en la comarca y de sus poemas, que fueron leídos, entre otros, por su mujer Fina y su hijo Arnau, y de la música a cargo de Luis, José, Jaume Rico, María Leal y Julio, que interpretaron en su memoria las canciones No me llames extranjero, de Rafael Amor, Unicornio y La guitarra del joven soldado de Silvio Rodríguez, Noches de Boda de Sabina y, para finalizar el acto, Guantanamera.
También asistió su hermana, Laura Dopico y su sobrina Ingrid, las cuales, visiblemente emocionadas, sólo alcanzaron a agradecer las enormes muestras de cariño demostradas por todo el público. Quien sí evocó momentos de su vida con el poeta fue el concejal de Cultura, Jesús López, recordando las tardes en las que iba a visitar a su abuelo, con quien tenía gran afinidad.
Fallecido en abril
El escritor, poeta y director de teatro Frank Abel Dopico Asencio falleció por una enfermedad el 8 de abril en su casa de Santa Clara (Cuba), a los 52 años de edad, adonde regresó en 2008. Dopico está considerado uno de los poetas cubanos más importantes de su generación. Tras graduarse en la Escuela Profesional de Instructores de Arte, ganar varios premios y ejercer como profesor de disciplinas tales como literatura y teatro, emigró a España en el año 1994, instalándose en Castalla, donde tuvo un hijo con su esposa.
En aquella época, y hasta su vuelta a Cuba, Dopico colaboró con el periódico Escaparate y la revista Temps en sus facetas de escritor, cuentacuentos, recitador de poesía y entrevistador. Destacó su valiosa implicación a la hora de promocionar la colección ‘Una montaña de cuentos’ en los colegios de la Foia y su actuación en el décimo aniversario de Escaparate.