Seamos o no unos sibaritas consumidores de marihuana que saben si la variedad OG Kush es más potente o menos, todos tenemos una ‘cultura general’ relacionada con esta sustancia que, según los casos, relacionamos con un consumo lúdico adolescente o ‘gamberro’ o con un uso medicinal basado en estudios de prestigiosas universidades. Lo que sí resuena en cuanto se nombra el cannabis es el laberinto legal y la maraña de normas de laque parece difícil salir indemne. Y es que en el mundo de la marihuana se dan cita asuntos tan dispares como intereses económicos, jurisprudencia, problemas en las fronteras, competencias estatales o municipales, categorización de drogas duras o blandas y un largo etcétera que hacen de este tema una patata caliente y una bandera a la que agarrarse en tiempos de necesidad.
Una situación paradójica se ha dado en Nueva York. Allí, la marihuana medicinal es legal en todo el estado desde el año 2014, pero el desarrollo del programa ha sido desigual y ha ido avanzando a trompicones. Por eso, la empresa neoyorkina Vireo Health (una de las cinco con licencia para distribuir cannabis medicinal en este estado) ha lanzado una campaña de publicidad sin precedentes que ha transformado el metro de Nueva York. Y esto es noticia porque es un síntoma evidente de que los tiempos están cambiando, ya que la marihuana no encuentra precisamente infinitas posibilidades de anunciarse, más bien al contrario (el servicio de búsqueda de dispensarios Weedmaps fue vetado para anunciarse en Times Square en 2014). Y es que incluso en los estados en los que la marihuana es legal, la mayoría de medios de comunicación escrita todavía prohíben este tipo de publicidad, incluso para fines terapéuticos.
La campaña que neoyorkinos y turistas podrán ver en el metro incentiva a los pacientes a valorar el tratamiento con cannabinoides y también les anima a conseguir esta marihuana por vías legales, con fotos de doctores y la frase “pregunta a tu médico sobre la marihuana medicinal”. Lo que se ve claramente es que, tras mucha lucha, la implantación de un programa con garantías no es necesariamente la meta en la que descansar. La información sobre la marihuana nunca es suficiente, y siempre debe contemplarse esta vía de acceso (educación, publicidad, información) a los pacientes y consumidores potenciales.