En los últimos años, la Unidad de Conductas Adictivas (UCA) de Alcoy está detectando cómo cada vez los jóvenes se inician antes en el consumo de drogas, principalmente alcohol y cannabis, y cómo los adolescentes han perdido el miedo “a fumar porros”, incluso todos los días de la semana.
Así lo expresa Francisco Pascual, médico de la UCA y coordinador de un estudio sociológico elaborado por la sociedad científica española Socidrogalcohol, de la que el médico alcoyano es presidente.
A través de ese estudio, en el que han participado unidades de diferentes comunidades autónomas, se ha podido constatar que el consumo empieza ahora entre los jóvenes de 13 y 14 años, cuando dan el paso del colegio al instituto. Según explica Pascual, “los jóvenes experimentan mucho con la marihuana porque tienen la percepción de que no existe riesgo al tratarse de una planta natural y esa es una idea equivocada”. Su consumo, añade el médico, provoca un síndrome amotivacional, que puede desencadenar en episodios de psicosis y alucinaciones. Actualmente, en la UCA se atiende a 602 pacientes por su adicción al cannabis.
La ingesta de cocaína también ha experimentado un repunte importante en el último año, con 46 nuevos casos atendidos en la UCA desde enero a noviembre de este año. Su consumo es más frecuente entre personas adultas, a partir de los treinta años, ya que requiere de un cierto poder adquisitivo. En cambio, el consumo de alcohol es el más extendido en la población y entre todos los grupos de edades y viene asociado, casi siempre, con la ingesta de otro tipo de drogas: “las personas que toman cannabis o cocaína también beben”, indica Pascual.
Pero ahora comienza a ser frecuente otro tipo de patología, añade el médico, asociada al uso abusivo de fármacos con efectos narcóticos, usados para aliviar el dolor y que crean una gran dependencia entre quienes los toman. Las consecuencias de su consumo empiezan a aflorar, principalmente entre mujeres en torno a los cincuenta años.
En estos momentos, la Unidad de Conductas Adictivas de Alcoy trata a 1.135 personas por su adicción a la cocaína, 21 por anfetaminas y 73 pacientes adictos a la heroína, además de otras.
Preocupación por los jóvenes
Muchos de los pacientes jóvenes que llegan a la unidad lo hacen acompañados de sus padres y la “atención es muy rápida”, indica su responsable, porque “de todas las adicciones, la del porro es la que más cuesta de eliminar”.
Preocupa entre los profesionales los efectos a largo plazo que produce esta práctica ya que los jóvenes consumidores son propensos al desarrollo de enfermedades mentales, tal y como señala el estudio. La ingesta frecuente de cannabis les dificulta para mantener una conversación coherente y prestar atención, también provoca fallos en la memoria, restricción de planes y actividades de ocio, pérdida de interés y una nula resonancia afectiva y emocional.
Francisco Pascual señala la importancia de trabajar con ellos desde una perspectiva motivacional para que sea la propia persona quien tome sus decisiones porque “si somos demasiado intrusivos, el resultado es el contrario” y apuesta por fomentar las charlas en los institutos “porque tienen una idea equivocada del consumo de cannabis; ahora, además, es más adictivo que antes”.
La UCA colabora estrechamente con los ayuntamientos de la comarca de la Foia, con los centros de salud y también con los departamentos de psiquiatría del área de Salud y esta actuación coordinada permite obtener resultados satisfactorios.
En cuanto a la curación, a cada paciente se le aplica el tratamiento médico necesario y “a partir del año o año y medio de abstinencia, se les da el alta”.
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A dia d'avui si tot estigués una mica més legal.litzat y no fós tan tabú, els nostres joves no pendríen aquest tipus de drogues. link text