Este año entran en vigor los nuevos valores catastrales a los que se acogieron los ayuntamientos de la comarca para rebajar la sobretasación de los inmuebles y ajustarla a los precios de mercado, que se desplomaron con el pinchazo de la burbuja inmobiliaria. La bajada de los valores catastrales tendrá consecuencias directas en los bolsillos de los ciudadanos, ya que también bajará el IBI (Impuesto de Bienes Inmuebles) y otros relacionados con el patrimonio, como la plusvalía y los impuestos de sucesiones y donaciones.
En el caso de los municipios de la comarca, la rebaja ha sido posible porque la última revisión de sus ponencias de valores es del año 2004, cuando se estaba en pleno auge económico. En cambio, en aquellas localidades donde revisaron por última vez el catastro antes del 1991, subirá la valoración de las viviendas.
En Ibi y Castalla la rebaja es del 4 por ciento, en Biar del 3 por ciento y en Onil, la reducción del coeficiente será del 0,96 por ciento. Para los ayuntamientos también tendrán una consecuencia directa los nuevos valores catastrales, puesto que disminuirá la recaudación este año por la bajada de los impuestos. El Consistorio de Ibi calcula que dejará de ingresar en 2018 entre 300 y 400.000 euros. Aunque desde Hacienda se señala que estas pérdidas se pondrán compensar con las actualizaciones que realizó el Catastro el año pasado en Ibi, mediante el uso de drones.
En Onil dejarán de recaudar casi 284.000 euros y en Castalla, unos 180.000 euros aproximadamente. En el caso del municipio castallense, ya en 2016 se bajaron los valores catastrales en un 18 por ciento, por lo que en estos dos años y medio de legislatura se han bajado los valores un 22%. Esta reducción fiscal va a suponer un esfuerzo económico para los consistorios y, por tanto, una racionalización del gasto.
¿Y en Tibi